Tres décadas en las aulas del Orosia

Con 90 años, María Rosel es la alumna más veterana de la escuela de adultos

Tres décadas en las aulas de la Orosia
María Rosel, en su pupitre de las clases de inglés. | J. SEMPERE

Tenía 9 años cuando vino a Alcoy desde su Xàtiva natal y el pasado sábado, 11 de febrero, cumplió 90. Y lo celebra convertida en toda una colegiala, aquella que no pudo ser en su juventud porque los tiempos eran otros. “Vine de niñera aquí, en Xàtiva íbamos a un maestro particular, por la noche, porque durante el día estaba de niñera, pero yo de escuela nada de nada. Al llegar a Alcoy íbamos a Doña Amàlia, donde nos hicieron tomar la Comunión”, recuerda sobre su niñez.

María Rosel cursó, en primer lugar, estudios primarios en el Orosia Silvestre, que en aquel momento se encontraba ubicado en la calle Pintor Cabrera (actual sede de la Societat Unió Musical de Alcoy). Cerca de allí, precisamente, nuestra protagonista acabó su etapa laboral y por la que se hizo muy conocida en el barrio. Y es que María regentó una “bodegueta” denominada La Cova en la calle Perú. “Fue cuando abrieron el colegio La Salle y montamos un chiringuito de caramelos que acabó siendo una bodegueta donde daba de comer a los ‘xicons’ de La Salle, incluso me propusieron llevar la cocina del colegio de lo contentos que estaban conmigo”, comenta entre risas.

Después se prejubiló, por así decirlo, y con la intención de presentarse a oposiciones de la administración, necesitó sacarse el graduado escolar. Después cursó estudios de auxiliar administrativo y sobre esto tiene una anécdota que es que, por circunstancias, “no me llegaron a dar el título del graduado, y hace poco me encontré con el director por los pasillos de aquí y me dijo que todavía tenía el título para recoger: ¡casi treinta años después!”.

Y es que sí, María lleva nada más y nada menos que tres décadas como alumna de la escuela de adultos de Alcoy, y por supuesto, ha recorrido todas las ubicaciones del centro a lo largo de los años: “Pintor Cabrera, la Uixola, junto a la parroquia de Sant Antoni y después ya aquí, en el Viaducto”, recuerda perfectamente.

En este tiempo ha obtenido hasta el Mitjà de valenciano y este año se encuentra en el último curso de inglés. “Hace unas redacciones espectaculares”, señala su profesora, Mònica Català. Paro entenderlos “los ingleses se comen la mitad de palabras”, se queja, igual que la parte oral: “no se me queda”, confesa. Aun así, hace unos pocos años se atrevió a viajar, con el Orosia, a Londres. “Allí me defendía bastante”, asegura.

En Orosia Silvestre asiste todavía a clases de valenciano, y también yoga y manualidades. “A mí el que no me gusta es estar en casa”, reconoce, “la gente se hace sedentaria y esto no es bueno, hace unos años hice marcha nórdica, no puedo estar quieta”. Y por eso anima a todo el mundo a estudiar, “no hay ninguna limitación, ni de edad ni de nada”, añade.

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