Toni Francés y el arte de intentar que todo sea invisible

Han pasado casi dos años desde que tomé posesión de mi cargo en el Ayuntamiento de Alcoy, y puedo decir sin temor a equivocarme que mi perspectiva sobre el gobierno municipal no sólo se ha confirmado, sino que ha empeorado. Lo que desde fuera parecía preocupante, desde dentro es sencillamente un sainete de mal gusto.

Podríamos hablar sobre los problemas que asfixian a nuestra ciudad: la falta de suelo industrial que impide el desarrollo económico, el carril bici que sigue generando más obstáculos que soluciones, la opacidad con la que se maneja el consistorio o la alarmante cantidad de juicios que pierde el Ayuntamiento, y que por supuesto pagamos todos los alcoyanos. Pero no, hoy no hablaremos de eso, sería demasiado obvio. Hoy hablaremos de la nueva estrategia de Toni Francés y su equipo: hacer que la oposición no exista, una estrategia más difícil que encontrar una empresa se quiera instalar en Rodes.

Porque sí, la oposición está ahí, trabajando y denunciando lo que se quiere ocultar. La táctica del gobierno municipal es clara: invisibilizarnos. ¿Cómo lo intentan? Con dos estrategias dignas de un manual de ilusionismo político, por cierto, de muy bajo nivel.

La primera: usar las redes sociales del Ayuntamiento como si se tratasen de la cuenta oficial del PSOE. Sin pudor, sin disimulo y lo mejor de todo, sin diversidad de opinión. Noticias, eventos, comunicados… todo sirve para ensalzar la gestión del gobierno municipal, sin la menor intención de ser plurales. Lo más indignante: lo pagamos todos los alcoyanos. A este ritmo no descartemos que la próxima Navidad el Belén del Tirisiti incluya figuritas del equipo de gobierno, en el papel de héroes de la gestión pública (eso si se dignan algún día a enviar la documentación del Principal).

La segunda: el arte del ilusionismo. ¿Cómo eliminar a la oposición sin que parezca que lo has hecho? Muy sencillo: ocultando información. No se nos avisa de eventos, se nos excluye de actos, se nos esconde en la sombra con la intención de que las asociaciones y entidades piensen que no queremos acudir y luego, con la mayor desfachatez, se nos acusa de desinterés. Clásico, como cuando te multaban por la peatonalización ilegal del centro y luego te dicen que nunca te devolverán el dinero.

Si a esta táctica de invisibilización sumamos la crisis interna que vive el PSOE alcoyano, el resultado es un desgobierno absoluto. Concejalías sin coordinación, proyectos que no avanzan y una ciudad que sigue viviendo una parálisis, pagando los platos rotos de la ineptitud.

En definitiva, Alcoy es hoy la ciudad invisible. Invisible para su propio gobierno, que está más ocupado en tapar sus vergüenzas y dividirse entre facciones que en gestionar. Invisible para aquellos que intentan aportar desde la oposición, siendo sistemáticamente silenciados. Invisible para el progreso y el desarrollo que se nos prometió y que nunca llega. Quizá deberían cambiar el eslogan de la ciudad por algo más realista: “Alcoy, donde la magia sucede… pero sólo para algunos”.

Pero que no se engañe nadie: aunque nos quieran invisibles, aquí estamos y seguiremos luchando por un Alcoy que no tenga que esconderse de su propio gobierno, aunque tengamos que hacernos camisetas fluorescentes para que nos vean.

SANTI CARBONELL. Concejal del PP en Alcoy