Tiburón Santana vuelve a morder
A los 50 años se ha proclamado campeón de Europa y doble de España y su reto ahora es conseguir el título Mundial en Argentina
Hay un refrán muy popular que dice que “De tal palo, tal astilla”. En el caso de Jacobo Santana se podría aplicar en lo físico, pero poco más, porque lo suyo es la bicicleta y no el fútbol, el deporte que llevó a su padre Juan, canario de nacimiento, hasta nuestra ciudad mediada la década de los 60 del pasado siglo como refuerzo de un Alcoyano que militaba en Segunda División y soñaba con reeditar aquella época dorada de finales de los 40 y principios de los 50 en Primera.
Juan Santana terminó casándose con una alcoyana y quedándose para siempre a vivir entre nosotros. De aquella relación nació Jacobo, quien en los años 90, en pleno boom del mountain-bike en nuestro país, soñó con ser profesional de los descensos, disciplina que dominaban con mano dura los bikers catalanes y que él osó desafiar. Lo consiguió en parte. En el Nacional era un habitual de los podios. Disputó varios Europeos y también la Copa del Mundo y Mundiales.
Compitió en Estados Unidos, Canadá, Sudáfrica, iba a disputar una prueba en Japón pero una lesión se lo impidió, y en más de media Europa. Su mejor resultado fue un decimoséptimo puesto en Canadá en un Mundial. Tuvo años regulares, buenos y muy buenos. El mejor fue 1999, donde a nivel nacional lo ganó todo. También fue un punto de inflexión en su carrera. Persona de retos, se marcó uno que supuso el punto y final a aquella historia: si ninguna marca le llamaba, lo dejaba. “No quise tocar ninguna puerta, seguramente hubiera encontrado ubicación en algún equipo, pero no sucedió y decidí dejarlo”, recuerda.
En 2002 se casó y dejó la competición, no la bicicleta. Fueron diez años, hasta 2012, en los que El Tiburón, como era apodado en el argot de los descensos por su voracidad en carrera, se dedicó a invernar. Su regreso fue a medias. En el horizonte había una oposición a bombero que le tuvo otros tres años sin apenas competir. Además, su reaparición no fue como “descender” sino en enduro, una nueva disciplina dentro de las bicicletas todo terreno que estaba en auge.
Fueron cuatro años, desde 2012 hasta 2016, en el que volvió a parar durante otros tres años para opositar, en los que El Tiburón no paró de dar dentelladas. Era normal verle al principio entre los cinco mejores del Campeonato de España, después entre los diez, lo que le llevó a tomar la decisión de no competir por edades sino en la categoría absoluta. “No me parecía ético ir a un campeonato máster cuando en élite estaba con los mejores. Si mi elección hubiera sido otra, tendría más de un campeonato de España por grupos de edad en el armario de casa”, asegura.
Fue después de la pandemia, con la plaza de bombero en propiedad, cuando optó por bajar un escalón y pasarse a los grupos de edad. “Los chavales de hoy en día vuelan”, confiesa. Sin embargo, viéndole nadie diría que ya tiene 50 años. Ni su físico ni su ilusión son de una persona de esa edad. “La edad son números”, se escuda. Al ser una práctica de riesgo, en el que uno pone sus propios límites, la lista de lesiones dan para escribir un libro médico. “Me he roto cinco o seis costillas, escafoides, metacarpos, nariz… De cintura hacia abajo, nada cuando en mi deporte es normal tener lesiones de rodilla, sobre todo. De cintura hacia arriba, estoy peor”, sonríe. Ahora tiene una bursitis de hombro que le trae de cabeza desde hace un tiempo y de la que espera recuperarse antes de empezar la pretemporada en diciembre.
No quiere desaprovechar ni un día. Después de una temporada pletórica, en la que ha ganado todo lo que ha disputado, ahora se marca su próximo gran reto. Quiere lograrlo en 2023, pero si no puede ser lo aplazaría para 2025. En abril próximo, en concreto el día 21, se disputa en la localidad argentina de San Carlos de Bariloche, la Suiza de Sudamérica por sus construcciones, se disputa el Mundial Máster.
Jacobo Santana se ha marcado en rojo ganar allí. En caso de no conseguirlo, aplazaría su sueño para 2025 en Andorra. El alcoyano sigue fiel a la marca con la que corrió en los 90 cuando era un simple almacén en las afueras de Elche. Ahora Mondraker es una de las marcas de mayor proyección mundial.
El alcoyano es uno de sus embajadores y correrá en Argentina luciendo sus productos. “Será otoño allí y puede que haga mal tiempo. Aquello puede convertirse en una ratonera. Mi intención es llegar diez días antes y competir en el Panamericano que se celebra una semana antes, para así conocer el circuito”, confiesa.
Ha cumplido medio siglo de vida con pleno de resultados. Ganó el Nacional de descensos y hace un par de semanas, el de enduro. Además, el Europeo de descenso en Eslovenia y en la Copa de España terminó segundo, tras ganar tres de los cuatro descensos puntuables. Uno de ellos coincidió con el Europeo y no pudo disputarlo.
En septiembre pasado acudió al Mundial de Les Gets (Francia) de XC, que es la modalidad olímpica. Fue como miembro del cuerpo técnico de la Selección Española. Se dedicó principalmente a asesorar a los más jóvenes y al equipo femenino. El equipo español regresó con la plata de David Valero, medallista olímpico en Tokio.
En el próximo curso, además de las pruebas de descenso, alternará con carreras de enduro y de rallye o XC. “Si pensara que no puedo me lo pensaría dos veces, pero creo que ese título mundial está a mi alcance y quiero intentarlo con todas mis fuerzas”, admitió sobre sus planes de futuro.