Siba Sellés ha sido plata en el autonómico de triatlón
A sus 61 años tras una larga vida dentro del deporte y el mundo de la competición
Cuenta con cierta pena, casi emocionándose, que hace unos pocos días decidió hacer limpieza en casa y aligerar algunas estanterías y cajones de varios de sus recuerdos más preciados. Asegura que llenó la furgoneta hasta los topes de placas, medallas y, sobre todo, de muchos trofeos. Reconoce que le costó bastante deshacerse de ellos, sabiendo que iban a convertirse en chatarra, cuando al ver la inscripción que venía en el pie era inevitable que no le vinieran pensamientos a la cabeza.
En aquella furgoneta viajaron hacia el desguace muchos sentimientos, el testimonio de una vida repleta de experiencias en la que el deporte ha sido una parte esencial de su día a día, siempre a su manera, con una visión muy particular, tratando de no ser engullido por ese devorador de ilusiones que para muchos fue intentar ser cada vez más competitivo y lograr mejores marcas. A Siba Sellés nunca le faltó el gen de la competición, es más trató siempre de disfrutar de ella, fue muchas veces su estímulo para seguir adelante, pero nunca a cualquier precio.
Es lo que explica que al sentarse a repasar lo que consiguió hace unos pocos días en el autonómico de triatlón, que ha sido su último y meritorio paso por un podio, esa mañana le esperaba una sesión de piscina de 2.000 metros, que se sumaba a la tirada de 80 kilómetros en bicicleta del día anterior. Sería lo normal en alguien que afronta un calendario en su apogeo físico, pero él ha superado los 60 y ya está en los 61 años, lleva un año jubilado laboralmente y es abuelo, de lo que se ocupa a diario.
Regresó de Alicante, sede hace dos semanas del autonómico de triatlón, donde acabó segundo en su grupo de edad (más de 60 años), con una bursitis en la rodilla que le tiene preocupado. Fue su primera competición desde el confinamiento. Disputó la distancia olímpica –1,5 kilómetros nadando, 35 en bicicleta y la prueba terminó con otros 12 kilómetros, ahora ya corriendo–.
Siba Sellés está inquieto porque la próxima semana en Gandia, en concreto el sábado 17, se celebra un Medio Iroman –2.000 metros nadando, 90 en bici y se acaba con 21 kilómetros de carrera, una Media Maratón– y él está inscrito. Hace un año decidió volver al triatlón, una disciplina de la que es uno de los pioneros de la Comunidad Valenciana. Cuando nadie lo practicaba, él decidió tomar parte en la primera edición del triatlón de Oliva, una de las pruebas emblemáticas del calendario valenciano. Fue hace 31 años, hace justo tres décadas, y terminó quinto.
Lo dejó porque lo suyo siempre fue la montaña, el agua siempre se le atragantó. Tras jubilarse decidió ponerse un reto, mejorar en la natación. Se hizo socio del Club Natació Alcoi y desde entonces no para de pelearse con el reloj. Mantiene una lucha titánica en tratar de no salir del agua el último, que luego recupera en la bicicleta y en el asfalto. “Mi habitat natural es la montaña. La carrera perfecta para mí es la combinación entre la bicicleta de montaña con correr por la montaña.
Buscó sobre todo estar motivado y ello se consigue disfrutando de lo que haces, compartiendo experiencias y tratar de encontrar nuevos estímulos. Cuando he tenido problemas de rodilla, me he volcado más en hacer bicicleta. Entiendo el deporte como una manera de disfrutar de la vida que recomiendo. Disfruto mucho entrenando con más gente”, confiesa. Esa manera casi filosófica de entender el deporte le lleva en una misma semana a compartir entrenamientos con miembros del Club Natació Alcoi, del Trialcoy o de la Unión Ciclista Alcoy, sin olvidar a su querido Centre Excursionista Alcoi, del que ha sido ocho años vicepresidente y ahora son cuatro como secretario, participando activamente de la creación del Xitxarra Trail, el circuito comarcal de carreras de montaña o en la organización de la Pujada al Montcabrer, una de las pruebas veteranas del calendario valenciano de carreras de montaña.
Su pasión también inspiradora. Su mejor ejemplo es su Emili Sellés, que necesita poca presentación dentro del circuito de carreras de montaña de la Comunidad, donde durante muchos años ha sido uno de los corredores a batir. En ese tiempo era difícil que allá donde hubiera una carrera de montaña no estuviera el apellido Sellés entre la lista de inscritos. Entre sus muchas locuras deportivas, que en otras épocas eran auténticas rarezas, cuenta haber hecho ultramaratones de 120 kilómetros, también de 80 y 60 kilómetros, aunque asegura que una de sus experiencias de las que más orgulloso se siente, es haber completado junto a su hijo la mítica travesía del Carros de Foc, cinco días de trekking de alta montaña a través de un recorrido circular entre el Parque Nacional de Aigüestortes y Estany de Sant Maurici.
“El deporte no es solo ganar, es también compartir e infunde una serie de valores que siempre he tratado de transmitir a quienes me conocen. Para mí es muy reconfortante seguir ahí, disfrutando de lo que hago, por encima de medallas o trofeos. Eso no quiere decir que no me importe competir, en carrera busco superarme, de lo contrario no encontraría esa motivación para mantenerme tantos años en activo”, explica Siba Sellés, para quien esa búsqueda constante de nuevos retos también trató de transmitirla a su profesión como profesor, que combinó con la presentación a concursos, el impartir cursos o adentrarse en el mundo de la publicidad. “Me he considerado una persona creativa, ser sobre todo un dinamizador de gente que tuviera sus propias inquietudes e iniciativas”, confesa el Siba Sellés artista, alguien que encontró en el deporte su propio rincón de bienestar, que durante años dirigió el departamento de diseño gráfico de la Escuela de Artes y Oficios, que luego impartió dibujo técnico en el instituto Pare Vitoria y que se despidió como profesor en el Andreu Sempere.