Seguimos con las pensiones, ¿hasta cuando?
Uno es consciente de que nuestra ciudad atesora un sinfín de problemas, la mayoría por falta de atención y de soluciones por parte de quienes debieran trabajar, tan solo, para el bienestar de los ciudadanos de la misma.
Pero no es de dichos aspectos sobre los que quiero hacer referencia, sino de un tema que nos tiene en vilo, y que no está siendo debidamente asumido por parte de la población, y que no es otro que el de las Pensiones y su continua e inacabable problemática.
Un servidor es pensionista, miembro activo de nuestra Coordinadora de Pensionistes Alcoià-Comtat, y pienso que ha llegado el momento de que todas y todos tomemos conciencia de lo que pasa, y lo que es peor, lo que va a pasar en un futuro más que inmediato.
Este país alberga a diez millones de Pensionistas, y conforme pasan los meses, y los años, se sigue incorporando gente a este colectivo. Pienso que es ley de vida, y por lo tanto debemos preocuparnos –y reivindicar– que podamos vivir los últimos años de nuestras vidas de una manera digna y suficiente.
Cada día que pasa salen a la luz nuevas noticias, o la confirmación de otras que no nos parecen correctas ni justas. Las perspectivas, como siempre, son cada vez menos optimistas, y por lo tanto, menos asumibles.
Me parece que mucha gente estamos siendo pragmáticos, apoyando las actuaciones de este Gobierno pensando en que puede que sea la solución menos traumática para el tema de las Pensiones y de los Pensionistas. La presencia en dicho Gobierno de personajes que parecen excesivamente escorados a los intereses de siempre, no ayuda a solucionar una problemática que dura, ya, demasiados años.
Todas las acciones de los Gobiernos (desde el último de Rodríguez Zapatero, siguiendo con todos los de Mariano Rajoy) han funcionado en el sentido de destrozar el mundo del trabajo, en recortar y aplicar aumentos indecentes de las Pensiones, acabando con el criminal expolio de la Hucha de las Pensiones para tapar agujeros que otros han originado.
Nos impusieron copagos, nos bajaron indecentemente el poder adquisitivo, y para mayor sonrojo, nos inculcaban que vivíamos demasiado bien. Con sus políticas, obligaron a muchas familias a vivir de la pensión de los abuelos, esas pensiones que precarizaban año tras año.
Los recursos de la Seguridad Social se han visto terriblemente mermados por estas acciones impropias de un Gobierno decente y comprometido con su pueblo.
Podemos ser de derechas, o de izquierdas, da lo mismo que odiemos a Iglesias, o que nos caiga la baba con el PP, entiendo que haya pensiones suculentas, y otras de risa (la mayoría) pero el problema, y los desaguisados futuros son para todos y para todas, y las soluciones también.
Es peligrosamente nefasto el poco caso que le hacemos al asunto, y lo que pienso es que nosotros, los pensionistas actuales lo vamos a tener crudo, pero los futuros pensionistas, van a vivir un mundo –en especial los años postreros de sus vidas– instalado en la precariedad, cuando no, en la propia miseria.
La Coordinadora a la que pertenezco ha sido tremendamente activa, consciente de la problemática, y lo sigue siendo, pero maniatada por la situación que nos aconseja no solicitar ni convocar aglomeraciones, sino desde todos los cauces posibles, redes sociales, medios de comunicación, etc…
Las noticias que la actualidad nos ofrece todos los días son inquietantes, a la par que peligrosas. Pienso que deberíamos dejar de lado todos los condicionantes que nos hacen permanecer adormecidos, callados, ausentes, y tomar conciencia, de verdad, de lo que se cierne sobre este colectivo, especialmente minando ese futuro que han de vivir nuestra gente más joven.
Hemos callado casi siempre, aunque los mayores ya tuvimos nuestra lucha en los años setenta, por lo que ayudamos a crear un mundo que, aunque democráticamente imperfecto, ha permitido décadas de prosperidad. Y ahora, por increíble que parezca, más de cuarenta años después, lo estamos haciendo de nuevo, por nosotros, y por los que van llegando por detrás…
Tenemos claro que dentro del Gobierno, y entre bambalinas, existen personajes que semejan infiltrados para que siga imperando el neoliberalismo que bebe del poder financiero, en detrimento de todos nosotros, en especial, de las y los pensionistas, y de las y los que lo van a ser sucesivamente…
La gran mayoría de políticos, miembros del Gobierno, la práctica totalidad de gente de los Sindicatos, tienen Planes Privados de Pensiones, la gente económicamente desahogada, también si les es rentable. Los demás, de nuevo la inmensa mayoría, dependemos de las pensiones a las que nos hemos hecho merecedores tras muchos años de trabajo y de cotización.
La justicia, la dignidad, y la decencia, llevan a un mismo e indispensable derecho: el blindaje del sistema público de pensiones en la Constitución.
Pasar de lado de ello, volver la vista hacia otro lado, no es permisible, al contrario, es condenar a los futuros pensionistas y sus familias a la mayor de las precariedades, por mucho que los medios, la propaganda, y las buenas palabras de las entidades financieras y políticos a ellas entregados, nos bombardeen con sus manipulaciones día tras día.
Ya tuvo el Presidente Sánchez la advertencia del FMI y de las otras instancias económicas: No cedan ante los pensionistas.
Son conscientes de nuestra fuerza, pero es posible que, nosotros mismos, no acabemos de darnos cuenta de que la poseemos.