Rubén Porras y la ardua tarea de arbitrar
El colegiado alcoyano sigue cumpliendo objetivos en el mundo del arbitraje y sueña con correr la banda de estadios europeos
Probablemente a nivel mental sea uno de los oficios más complicados de ejercer. Bien es cierto que no es una tarea que se realice cada día de la semana y puedes estar de enhorabuena si se dan todos los condicionantes a favor para tener una tarde plácida. Hablamos del árbitro, que en la gran mayoría de encuentros, puede ser el más perjudicado y el responsable, para muchos aficionados con poca autocrítica, de que su equipo haya perdido el partido. Rubén Porras, árbitro asistente que ya ha debutado en Primera División, cuenta cómo su madre le ayudó a decantarse por esta profesión: “Todo empezó cuando me fui a estudiar fuera de Alcoy. Por aquella época era entrenador de fútbol sala con mis amigos, pero lamentablemente no podía continuar. Mi madre fue la que me comentó el tema de hacerme árbitro y me informé en la Delegación de aquí”. Corría el año 2002 cuando Rubén empezó a hacer sus pinitos arbitrando su primer encuentro en Ontinyent en la categoría cadete regional. “Mi madre reconoce a día de hoy que no quería que saliera mucho de fiesta y que tuviera responsabilidades y, la verdad, que lo ha conseguido”. Pocas veces, por desgracia, se reconoce y se celebra el acierto de un árbitro como si de un gol se tratara, pues al final son los que conducen el juego y son indispensables en la práctica de cualquier deporte. Los errores, y más en el mundo del fútbol, adquieren una magnitud desproporcionada y muchas veces perdemos hasta la noción de la realidad. Rubén, trata de no darle demasiada importancia, se centra en superarse cada año y reconoce que debutar en Primera División fue todo un sueño: “la emoción que sentí fue increíble. Si como aficionado ya te llena si tu equipo asciende, imagina que eres tu ascendiendo a la máxima categoría de tu país y encima haciendo lo que más te gusta”.
En Primera ha podido visitar obras arquitectónicas y los estadios con más renombre en el panorama nacional como por ejemplo el Camp Nou, el Bernabeu, el Wanda Metropolitano o San Mamés, pero destaca uno que nadie podría esperar: “Los pequeños campos también tienen encanto. De esta temporada destaco la visita al Linarejos, para hacer el Linares – Sevilla de Copa del Rey. Nos recibieron de una forma increíble, con mucho cariño y ganas de disfrutar de una noche de fútbol”. También le quedan estadios por visitar, que afirma que son espinitas, como por ejemplo el del Cartagena, Hércules o Castellón. Del panorama internacional, uno le hace especial ilusión: “Me encantaría visitar San Siro, es un pasito más de este sueño que ojalá se cumpla”. Como cualquier profesional, Rubén no quiere quedarse en lo que ha conseguido y trata de seguir evolucionando y cumpliendo objetivos. “El sueño no se termina en arbitrar en Primera, siempre hay que mirar más arriba, pero siempre con los pies en el suelo”. El asistente alcoyano ha estado en el equipo arbitral acompañando a Mateu Lahoz, conocido en todos los estadios españoles. “Mateu Lahoz y Pau Cebrián (Asistente 1) han sido mis referentes en este mundo. Es otro sueño que he podido cumplir. He disfrutado y aprendido del mejor árbitro español (Mateu). Me siento afortunado de haber podido estar con ellos, les debo muchos aprendizajes tanto internos como externos al fútbol”. Observando la animadversión que pueden generan los árbitros en la gran mayoría de campos, puede que muchos jóvenes se estén planteando el ejercer dicha profesión. Porras afirma que ser árbitro engancha. “Te aporta unos valores que en otros sectores de la vida no se encontrarían y te hace crecer como persona de una manera brutal. Yo trato de aconsejar desde mi experiencia y conocimientos a los que están empezando, pero lo mejor de esto es que ellos me enseñan algún detalle que me hace crecer y ser mejor. El consejo es que disfruten del camino y tengan constancia y sacrificio. Ojalá el día de mañana podamos ver algún alcoyano en mi posición o más arriba.