Retortijones en el alma
La verdad acecha a Antonio Francés. La consellera de Sanidad, Ana Barceló, ha afirmado por escrito que el alcalde de Alcoy estuvo puntualmente informado sobre la evolución de la Covid 19 en Alcoy durante todo el estado de alarma. Es decir, la consellera ha desmentido lo que Francés afirmaba durante los peores momentos de la crisis, cuando se escondió tras la falta de información y de competencias para no intervenir ante el gran problema que la ciudad padeció durante la crisis: el fallecimiento de 73 personas en la residencia geriátrica DomusVi.
La respuesta de la consellera no puede ser más contundente: estuvo en contacto con el alcalde de Alcoy durante la vigencia del Estado de alarma por vía telefónica, “con el fin de informar de todo lo relacionado con la pandemia por Covid 19 que pudiera afectar al municipio, así como para responder a las dudas que pudieran surgir”.
De acuerdo con estas palabras, Antonio Francés tuvo toda la información a su disposición. Información que le reivindicaban tanto familiares como los grupos de la oposición. Información que tuvo que reclamar el Ayuntamiento, como institución, a través de una moción aprobada por unanimidad a propuesta del Partido Popular. Ahora, con la respuesta de la consellera en la mano, comprendemos que todo fue un macabro teatro por parte de Francés.
Hace una semana le pregunté directamente al alcalde quién mentía: él cuando en plena crisis decía que no sabía nada o la consellera ahora que asegura que sí ofrecía información. No hubo respuesta. Como tampoco la hubo para las víctimas y sus familiares en los peores momentos del drama de Oliver. No en vano el colectivo manifestó abiertamente que “también hemos echado en falta durante esta crisis al Ayuntamiento, al que pedimos que ejerciese de mediador para tener conocimiento de lo que estaba pasando en el geriátrico. No recibimos respuesta. No encontramos la atención y el interés que necesitábamos en momentos duros. Nos hubiese gustado recibir una llamada de aliento y apoyo por parte del alcalde”.
¿Qué tipo de persona es capaz de esconderse para no intervenir en uno de los peores dramas de la ciudad que dice gobernar? Una catástrofe de estas características reclamaba un alcalde sensible al drama que padecían las familias. Un alcalde que demostrara un mínimo de humanidad para entender la necesidad de afecto, estima y proximidad a los familiares que requería una situación terrible. Un alcalde que, en lugar de esconderse tras evasivas, reivindicase a la Generalitat, en nombre de toda la corporación municipal, las demandas de los ciudadanos.
En aquella situación de máxima crueldad, la ciudad necesitaba un alcalde que tuviera claro que todo cuanto pasa en el municipio le incumbe. Aunque no tuviese competencias directas. Pero Alcoy, como comprobamos ahora, se encontró con un alcalde que prefirió decir que no sabía nada. Adoptó una actitud que resulta incomprensible para quien asume el compromiso de trabajar por sus vecinos. Como resumió el periodista Ramón Climent: “Provoca retortijones en el alma cuando el presidente de la asociación de familiares se lamenta porque, en 90 días de denuncias y lamentos, no han recibido ni una sola llamada del alcalde”.
La memoria de las víctimas y el sufrimiento de sus familiares merece, al menos, alguna explicación por parte de Antonio Francés. Sería un mínimo gesto para demostrar, al menos, que la ciudad no está gobernada por un alcalde con tal sangre fría que es capaz de anteponer sus intereses políticos a los de los ciudadanos en momentos de terrible dificultad.