Respuesta a la petición de retirada de la calle al alcalde Francisco Boronat

Respuesta a la propuesta hecha por la Concejala del Partido Político Guanyar proponiendo la retirada de la placa de la calle Alcalde Francesc Boronat, sita en la zona norte de Alcoy, acogiéndose a la aplicación de la Ley de Memoria Histórica “por no haber sido elegido democráticamente”, según dice.

A propósito de la memoria histórica estamos toda mi familia de acuerdo con su aplicación. Ahora bien, en el caso del Alcalde Francisco Boronat consideramos que en virtud de dicha memoria histórica, debería ser recuperada su trascendental vida en este Pueblo y en especial el período de postguerra tan dramático que vivió.

Francisco Boronat Picó pasó su juventud en el período de la república, trabajaba en la borrera Sarañana de herencia familiar y accedió a la alcaldía en el año 1947-1952 para auxiliar a su pueblo en momentos extremadamente difíciles de una cruenta postguerra. Para sostener esta afirmación, transcribimos algunos párrafos del libro “La historia que no se escribió” escrito por D. Rafael Terol Aznar en el que dedica el capítulo primero íntegramente a Francisco Boronat Picó.

Nos dice:
“Si un día bajo el título de “Hombres que dejan huella” se escribiera un libro sobre las personas que causan un impacto imborrable en el recuerdo de los pueblos o del colectivo al que pertenecieron, mi entrañable amigo Paco Boronat, ocuparía uno de sus capítulos”.

“Su rasgo más saliente, el ser más humano, comprensivo y afectuoso que he conocido.

“El trance más duro de su vida política, que le costó el cargo de Alcalde, refleja su carácter enérgico y su independencia rabiosa. Eran los tiempos del hambre, de la cartilla de racionamiento, el estraperlo y de su odiosa secuela, la Fiscalía de Tasas. Alcoy a diferencia de la capital de la provincia donde no faltaba, llevaba casi un mes sin recibir el racionamiento de pan y la gente las pasaba negras porque comprar un kilo de harina costaba casi el jornal diario. Un buen día aparecieron los agentes de la Fiscalía y se dedicaron a recorrer las taonas y hornos, secuestrando el pan ya cocido o la masa para cocer. Paco fue rotundo. ORDENÓ A LA GUARDIA MUNICIPAL QUE DETUVIERA A LOS AGENTES Y LOS ENCERRÓ EN LOS CALABOZOS MUNICIPALES, que entonces, ignoro la causa, el pueblo los llamó como “la mosquitera”. Sin saber de qué medio se valieron lo cierto es que el hecho lo pusieron los detenidos en conocimiento del Gobernador Civil, a la sazón don Jesús Aramburu, que inmediatamente telefoneó a la alcaldía y la conversación dura y escueta se redujo a los siguientes términos”.

– “Tengo noticias, dijo el gobernador, que tiene detenido a dos agentes de mi autoridad.

– Señor Gobernador yo no entiendo de agentes de autoridad solamente sé que he encarcelado a dos individuos que estaban quitando el pan a una gente que lleva un mes sin racionamiento y que necesita comer.

– Eso ya lo hablaremos, déjelos inmediatamente en libertad.

– Está todo previsto. Esta tarde la guardia municipal les acompañará al autobús de las 5 y con el billete pagado regresarán a Alicante. Hasta entonces estarán custodiados porque la gente está muy agitada y podría agredirles.

– Muy bien. Venga Vd. esta misma tarde a mi despacho y me dará las explicaciones que su conducta necesita.

Todo se cumplió según el programa. Los agentes fueron embarcados en La Alcoyana y el alcalde se presentó en el Gobierno Civil.

De lo hablado no hay testigos ni cintas. Solo sé que el tono de la discusión fue subiendo hasta el punto que las ventanas que estaban abiertas, era verano, fueron cerradas porque los gritos iban congregando gente, en la que entonces se denominaba Plaza del Caudillo. De ello sí que hay testigos.

El final era lógico, cuando Paco vió que llegaba el momento del desenlace, sacó una carta del bolsillo y se la entregó al Gobernador diciendo

— Y PARA QUE NO TENGA QUE TOMARSE VD. LA MOLESTIA DE DESTITUIRME AQUÍ TIENE MI DIMISIÓN. YO NO QUIERO SER ALCALDE DE UN PUEBLO TENIENDO QUE CONSENTIR QUE A MI GENTE LE QUITEN EL PAN”.

Como comentario a estos párrafos tan elocuentes, nos gustaría puntualizar lo que fue capaz de hacer Francisco Boronat como Alcalde de un pueblo oprimido, hambriento y maltratado. Dudamos que el arrojo, la valentía y la fuerza de ese hombre por defender a su pueblo de los opresores que les negaban un alimento tan básico como el pan, encuentre parangón en otros pueblos; y como ante las amenazas de la autoridad superior, dimitió.

“Su paso por la Presidencia de la Asociación de San Jorge fue revolucionario, y destaco dos facetas trascendentales para justificar tal calificativo. Bajo su mandato se produjo el traslado a la actual sede social, abandonando las oficinas que se tenían en el coro de la propia Iglesia. Se terminó con el inmovilismo caciquil en la reelección de la junta directiva y se inició la participación directa dels Primers Trons en las deliberaciones y acuerdos sobre asuntos importantes”.

“Pero aparte de estrenar nuevo domicilio, la importante labor que inició Paco fue usando los términos modernos, la DEMOCRATIZACIÓN DE LA ASOCIACIÓN y de su junta directiva y reconocer a las filaes el papel primordial que en la fiesta tienen”.
Fue el más fervoroso colaborador con don Cirilo en la obra de Mariola la Asunción.
Es incomprensible, injusto y arbitrario el que un partido político que ocupa concejalías en el Ayuntamiento, pueda proponer semejante dislate, atropello y afrenta a uno, o quizás al mejor alcalde que ha tenido este pueblo.

Confiamos y esperamos, que se tomen las diligencias oportunas y necesarias para conocer bien a don Francisco Boronat Picó y todo lo que hizo por este pueblo, por lo que hay que rechazar rotundamente la propuesta de eliminar la placa de la calle “Alcalde Francesc Boronat (1898-1970)”.

(*) En representación de la familia de
D. Francisco Boronat Picó

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