¿Qué le pasa al PP alcoyano?

Lo de “cargarse” a Quique Ruiz, porque por mucho que lo vayan a maquillar a Quique se lo han “cargado”, políticamente hablando, era algo que se veía venir desde que Carlos Mazón ascendió al Olimpo regional, o sea desde que el poder interno cambió de manos en el PP. El padrino de Quique fue Rafa Miró, disuelto hace meses, y ahora la capitanía la tiene otra filà.

Lo que está pasando en el PP es lo mismo que ocurre en todos los partidos. La diferencia aquí está en las formas. Hace ya muchos meses que Mazón había dejado caer su intención de cambiar de candidato en Alcoy y en otras ciudades de la provincia. En el caso nuestro incluso se habló de un compañero de Mazón en la universidad, Carlos Pastor, y conscientes de ello hubo movimientos de apoyo y respaldo hacia Ruiz, que según el resultado no han servido para nada.

Hace ya 15 días que Quique Ruiz fue requerido en Alicante y se le comunicó con total y absoluta claridad que no contaban con él. Se trataba de ver cómo se le encajaba, en un futuro inmediato, sin que nadie saliera herido, pero cuando hay tanta diferencia de fuerzas y poder entre uno y otro, lo del encaje es una quimera. Y no hubo acuerdo. Han pasado los 15 días y ha sido inevitable que el tema transcendiera con una filtración a un periódico digital de Alicante. Se perdieron las formas. Pero oficialmente aquí no habla nadie.

Y es que Quique Ruiz les importa poco. Nunca ha sido uno de ellos. Durante estos tres años y medio se le ha visto como un contratado eventual para que acometiera una función que ha cumplido de maravilla. Posiblemente ha sido uno de los mejores portavoces que ha tenido el PP alcoyano en su historia municipal. Y en el PSOE lo tienen claro, de ahí que estén contentos.

La derecha alcoyana lleva ya muchos años, desde que desapareció la UCD, que ha buscado para la política a contratados eventuales, sin mojarse sus representantes sociales. Recordemos que Jordi Sedano llegó a la alcaldía del PP con el carnet de Comisiones Obreras en la cartera. La única excepción ha sido Miguel Peralta, el breve. Y la fórmula les ha debido ir bien porque la han puesto en práctica incluso en la asociación de empresarios textiles.

El silencio oficial del PP, cuando ya hasta Carlos Pastor ha confesado que será el próximo alcaldable, habrá que entenderlo como una especie de cuarentena que se han impuesto hasta saber cómo va a reaccionar Quique Ruiz. En Villena, con un caso muy parecido, el afectado se ha ido a casa, abandonando la política y desatando una crisis con dimisiones, de ahí que estén como esperando por dónde les va a salir Quique Ruiz, quien también sigue en silencio.

Al parecer no opta Ruiz por un enfrentamiento bélico pero tampoco se lo montará de ofendido yéndose a casa. Todo parece indicar que va a continuar en su cargo, ejerciendo el trabajo para el que fue elegido hasta que termine este mandato en mayo de 2023. Y esto, que parece lo más noble, es lo peor que les puede ocurrir a los del mareado PP. Porque la militancia está muy mareada.

Podemos tener a un señor en el Ayuntamiento como portavoz del PP y a otro, en la calle, haciéndole sombra pero con vocación de ser el nuevo líder. Y todo ello con el riesgo de que Quique Ruiz y sus tres compañeros en el grupo municipal (Lirios García, Kiko Cantó y Amalia Payá) formen un tándem y se distancien de las directrices del partido. La sombra de lo que le pasó al PP hace cuatro años, nutriendo el grupo de los no adscritos, planea de nuevo sobre la Plaza de España. ¿Por qué no ha habido acuerdo con Quique Ruiz? ¿Por qué no se le ha buscado una salida digna? Pues quizá porque se equivocaron con él, de la misma manera que él se equivocó aceptando un contrato temporal de inquilino en el partido. Quique Ruiz, después de su trabajo en el Ayuntamiento, se merecía un trato diferente, otras formas. No se trataba, una vez usado, de ofrecerle solamente un sueldo de continuidad, porque Quique es de los que aún cree en su dignidad. Y ahí está el choque de trenes.

No obstante, el capítulo del relevo todavía no ha terminado y de ahí el silencio que se han impuesto todos. La posibilidad de llegar a un acuerdo, con final digno, no está descartada, aunque después de 15 días ya nadie se va a creer que a Quique Ruiz “no se lo han cargado”.

¿Qué le pasa al PP alcoyano? Pues que la derecha económica alcoyana sigue sin querer mojarse y sigue buscando temporeros que le hagan el trabajo político.

El más beneficiado de esta historia es, sin duda, Toni Francés y el PSOE. Sus dos peores pesadillas políticas han desaparecido sin ningún esfuerzo ni desgaste. Se fue Sandra Obiol, de Guanyar, y se irá Quique Ruiz del PP. Y, además, los ocho meses que quedan para las elecciones hasta puede contar, como vengan moradas, con un PP en el carromato de los no adscritos.

¿Y de Carlos Pastor qué? Habrá que seguir buscando datos, porque de momento solo se sabe que fumaba mucho cuando era la mano derecha de Nando Pastor en el Ayuntamiento.

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