¿Puede La Nucía ocupar la plaza del Alcoyano?
Esta semana se ha hablado sobre un rumor sobre el posible futuro del club blanquiazul
La semana ha aportado un rumor inquietante sobre el futuro del Alcoyano. Se ha venido hablando de la posibilidad de que La Nucía, equipo que en dos temporadas ha pasado de Primera a Tercera Federación tras dos descensos consecutivos, se termine haciendo con los derechos federativos del Alcoyano.
El argumento que sostiene toda esta teoría que ha corrido como la pólvora por las redes sociales en los últimos días es la compra –parcial o total– de La Nucía por parte de Juan Carlos Ramírez, haciendo valer la amistad que le une desde hace años con Bernabé Cano, alcalde de La Nucía, por cierto su padre era un médico alcoyano que se fue a ejercer en la Marina Baixa.
Al parecer, Bernabé Cano, gran aficionado al fútbol, habría puesto la alfombra roja a Ramírez para su desembarco con plenos poderes y la promesa de un respaldo económico por parte de la sociedad local. Ahí precisamente reside el quid de la cuestión y la posibilidad de que el rumor acabe tomando tintes de veracidad.
Cuando Ramírez aterrizó en el Alcoyano en octubre de 2022 para salvar una situación límite lo hizo con la promesa de que su gestión iba a contar con la complicidad del Ayuntamiento.
Esa colaboración desde los despachos de la Plaza de España no ha llegado, al menos es la versión que el empresario vasco defiende, quien en “petit comité” se queja amargamente de que todas sus peticiones hayan quedado en saco roto. Cuestiones como la mejoría del Collao o ejercer como intermediario con el tejido empresarial de la ciudad para que le abriera algunas puertas que aportaran ingresos extra al club.
La última disputa con el Ayuntamiento ha sido a costa del campo de entrenamiento. La propiedad solicitó la cesión del campo nº3 del Serpis, actualmente de tierra, a cambio de invertir un dinero para su acondicionamiento, encontrando también un “no” por respuesta.
El asunto del campo de entrenamiento ha venido a enquistar aún más unas relaciones ya de por sí deterioradas desde hace tiempo, hasta el punto que actualmente son inexistentes más allá de las protocolarias. Un síntoma claro fue la comisión que se decidió crear a principio de año para tratar de acercar posturas con reuniones una vez al mes, pero solo se hizo la primera y ambas partes no han vuelto a encontrarse.
Ante esta situación, cualquier rumor de posible marcha de Ramírez y que la plaza del Alcoyano tenga otro destino, se llame como se llame, avivan una opción que en el entorno de la propiedad ven cada vez más factible. Con el empresariado local sin peso accionarial, ahora mismo el único que podría frenar cualquier impulso de marcha por parte de la propiedad es el Ayuntamiento, que tropiezan de frente con unas relaciones que entre ambas partes aparecen más rotas y distantes que nunca.