¿Por qué el 8 de marzo? ¿Por qué aún el 8 de marzo?
Se acerca el 8 de marzo, el Día de la Mujer; este año, ONU Mujeres ha elegido como tema principal “Mujeres líderes: Por un futuro igualitario en el mundo de la Covid-19”. Y es que la pandemia nos ha marcado profundamente a todos los niveles, y en la lucha por la igualdad real entre hombres y mujeres también tiene un lugar el Coronavirus. El lema escogido, pone en valor todo el esfuerzo que realizan miles de mujeres y niñas para ayudar a recuperarse de la situación que el virus ha dejado en la sociedad y luchar por un futuro más igualitario. Esta epidemia ha evidenciado que todas esas mujeres que ocupaban puestos en primera línea de actuación han realizado una labor extraordinaria; personal sanitario, cuidadoras, limpiadoras, mujeres líderes, asociaciones de mujeres, investigadoras, profesoras, y un largo etcétera de profesiones ocupadas por mujeres que en estos tiempos tan difíciles han sabido demostrar sus habilidades y conocimientos para aunar esfuerzos contra la covid-19 y conseguir los mejores resultados posibles.
Aunque antes de celebrar el 8 de marzo y rendir homenaje a estas mujeres líderes, quizás sería conveniente saber cómo surge la elección de este día, cómo hemos llegado hasta aquí, por qué el 8 de marzo y no otro día. Y, después de tantos años, ¿por qué siguen manifestándose las mujeres? ¿no se supone que ya somos una sociedad avanzada, con iguales derechos y obligaciones para toda la ciudadanía? En estas líneas intentaré responder a estas dos cuestiones grosso modo, pero es mejor que vayamos por partes.
La primera cuestión que debería quedar clara es por qué el 8 de marzo es el Día Internacional de la Mujer. Hay que remontarse a finales del siglo XIX para encontrar varios acontecimientos que fueron decisivos en la elección de esta fecha para la conmemoración del día de la mujer.
El 8 de marzo de 1857 cientos de mujeres trabajadoras de la industria textil se manifestaban en Nueva York contra los salarios tan bajos y las precarias condiciones laborales, dicha marcha acabó con 120 mujeres muertas a manos de la brutalidad policial. Aquel suceso, lejos de acabar con las demandas de las mujeres, desembocó en la creación de un sindicato femenino. Esto no hacía más que evidenciar la situación laboral y social tan penosa de miles de mujeres, y las marchas y manifestaciones reivindicatorias de un cambio eran cada vez más notorias. En 1909, se celebraba en Estados Unidos por primera vez el Día Nacional de la Mujer, con una manifestación de más de 15.000 personas que reivindicaban igualdad de salarios, reducción de la jornada laboral y el sufragio femenino. Las movilizaciones de las mujeres reclamando mejores condiciones acabaron por gestar Conferencias Internacionales de mujeres socialistas en la que se acordaba de manera unánime la celebración de la conmemoración de un día para la mujer de una forma más global; la primera fue en 1907 en Stuttgart, Alemania, liderada por Clara Zetkin, figura de especial importancia en la lucha por los derechos de la mujer.
También la lucha de las mujeres rusas fue determinante. En 1917 estas mujeres salieron a la calle a manifestarse por la pérdida de 2 millones de soldados en la guerra, y tal fue la presión que ejercieron que el zar tuvo que dimitir de su puesto, y se creó un Gobierno provisional que permitió el voto a la mujer.
La fecha de este suceso fue el 23 de febrero, sin embargo, esta fecha correspondía al calendario juliano, al pasarlo al calendario gregoriano, este día pasó a convertirse en el 8 de marzo (en Rusia se utilizaba el calendario juliano, que después de la revolución se cambiaría por el gregoriano que se utilizaba prácticamente en toda Europa). Finalmente, fue en 1975 cuando Organización de las Naciones Unidas convirtió el 8 de marzo en el Día Internacional de la Mujer, por lo que podemos determinar que no solo existió un acontecimiento que sirviera como fecha especial para celebrar el Día Internacional de la Mujer, sino que podría decirse que toda una serie de acontecimientos que alteraron el orden social de la época fueron los culpables de determinar una fecha exacta para esta celebración.
La segunda cuestión a resolver sobre por qué persisten las manifestaciones tiene una respuesta clara y concisa: por que todavía no existe una igualdad real entre hombres y mujeres.
Evidentemente no estamos en la sociedad en la que se vieron aquellas mujeres que luchaban con su vida por conseguir una reducción de la jornada laboral a 10 horas, pero todavía no hemos conseguido que nos paguen el mismo salario que a un hombre por el mismo trabajo realizado, ni la misma representación en cargos de poder que los hombres, aun teniendo las mismas capacidades, estudios o experiencia. Y esto solo es un ejemplo de las grandes brechas que todavía persisten en la sociedad actual. Por lo que es evidente el motivo de todas las marchas y reivindicaciones que se repiten año tras año el 8 de marzo. Aunque cabe destacar que este día es el del reconocimiento internacional de la lucha que sigue, todos los días son 8 de marzo, todos los días se persigue esa igualdad que nos han hecho creer que ya hemos conseguido, todos los días se rinde homenaje a todas esas mujeres que murieron para que hoy nosotras tengamos voz y la alcemos para reclamar nuestro sitio en la sociedad.
Así que, y hasta que esta situación se trasforme y se consiga una igualdad real, miles y miles de mujeres (y cada vez más hombres), reivindicarán el 8 de marzo que somos mujeres trabajadoras y que tenemos los mismos derechos, obligaciones y libertades que los hombres, que por el simple hecho de haber nacido mujeres no merecemos una discriminación. Por conseguir que cada vez sean más las mujeres líderes que ocupen nuestra sociedad, porque el patriarcado tiene los días contados y porque nosotras seguimos aquí, en la lucha, y no nos iremos hasta que termine.