Perros y fauna silvestre
Es bien sabido que la fauna silvestre se ve constantemente amenazada por múltiples factores; la contaminación, la deforestación, la sobre utilización de los recursos naturales, el crecimiento poblacional… nada que no hayamos escuchado todos. Lo que mucha gente desconoce es que existe otro factor muy importante en esta amenaza, y son los animales domésticos. Hoy quiero centrarme en uno en concreto, el perro.
Hay diversas formas en las que los perros suponen una amenaza para la fauna silvestre, una de ellas es la de los perros asilvestrados o incontrolados. Estos perros suelen vivir en áreas rurales, normalmente en pequeños pueblos. Durante el día permanecen en sus casas con sus propietarios descansando, y cuando llega la noche, comienza la cacería. Estos perros salen por las áreas naturales y terminan dando caza a muchas especies – tanto silvestres como domésticas – sin que, a menudo, siquiera los dueños sean conscientes de ello. De hecho, especialmente en la parte norte de nuestro país donde la presencia del lobo es mucho mayor, la mayoría de daños causados al ganado por parte de perros asilvestrados son atribuidos al lobo; y muy a menudo, premeditadamente, tal y como señala David Nieto Maceín en su artículo “¿Lobadas o perradas?”.
Por otro lado, también tenemos los “perros urbanos” o aquellos que habitualmente viven en la ciudad, y que, llegado el buen tiempo, comienzan a visitar más frecuentemente las áreas naturales con sus propietarios para disfrutar de paseos al aire libre en plena naturaleza. Y dado que éste es mi público principal, es a quien dirijo este artículo. Aquellos que convivimos con perro, adoramos verles disfrutar correteando sueltos por zonas naturales, bañarse en los ríos, o en las playas; en definitiva, dejarles comportarse como perros, lejos de la urbe que les obliga a andar siempre con correa y a comportarse de forma más humana que “perruna”.
La realidad es que, cuando visitamos áreas naturales, estamos entrando en espacios en los que habitan otros animales. Sin ir más lejos, en nuestra zona podemos encontrar desde una gran diversidad de aves, hasta jabalíes, garduña, zorro pasando por nutria, y diferentes tipos de ungulados, entre muchos otros; además de todas las especies que pasan por nuestra zona en sus migraciones anuales. Con este tipo de perros, según mi opinión, confluyen dos factores que hacen que supongan una amenaza para la fauna silvestre. Por un lado, tenemos que la mayoría de perros tienen instinto de caza, ésto es que, ante la presencia – u olor – de un animal, se les despierta la necesidad de perseguirlo y abatirlo. Por suerte, no todos los perros son así, pero hay un gran porcentaje de ellos que sí lo son. Por otro lado, tenemos que la mayoría de propietarios no tiene un control adecuado de su perro; ésto quiere decir que no tienen una buena llamada o una buena obediencia para poder controlar al perro aunque vaya sin correa. El resultado de la suma de estos dos factores es que los perros urbanos que van sueltos por áreas naturales terminan dando caza, o como poco, molestando a una gran cantidad de especies silvestres.
Pareciera que estoy queriendo decir que no se deben visitar áreas naturales con los perros, y no se trata de eso, sino de ser conscientes de que, queramos o no, generamos un impacto por donde pasamos; y el objetivo es que ese impacto sea el menor posible.
Lo ideal es no salirse de los senderos marcados – ni humanos ni perros-, ya que la mayoría de animales silvestres buscarán zonas recogidas para construir sus refugios, y dar a luz y cuidar a sus crías. Si un animal percibe que su área de descanso y cría es constantemente invadida por humanos y perros, la abandonará. Hay muchos animales que solo crían una vez al año y perder esa cría puede suponer un gran impacto para su especie. En nuestra zona tenemos diversas áreas en las que habitan especies maravillosas, y otras en las que se están comenzando a instalar. Lo idóneo será no soltar a los perros en esas zonas, tal y como ocurre en el parque natural de la Font Roja, en la que se permite acudir con perro, pero no soltarlo. Me parece una medida muy acertada.
Por otro lado, soy partidaria de que, si un perro no tiene una buena obediencia, no puede ir suelto, ni por áreas urbanas ni por áreas naturales. Una buena educación es fundamental para disfrutar de nuestro perro en cualquier ambiente; visitar áreas naturales no es sinónimo de poder soltar a nuestro perro de forma descontrolada.
En definitiva, cuando visites áreas naturales con tu perro recuerda:
• Respeta las normas de las áreas naturales donde no se permite el acceso o suelta de los perros. Colaboremos con el cuidado de la fauna silvestre.
• En las áreas naturales donde se pueda acceder con perro, ya sea suelto o atado, no te salgas de los senderos marcados; ni tú ni tu perro.
• En las áreas naturales donde se pueda acceder con perro, no le sueltes a no ser que tengas una buena obediencia. Educar a tu perro para disfrutar de cualquier entorno es fundamental.
Artículo de Vanesa Carbonell. Educadora/entrenadora canina y Psicóloga