Periodismo es mi elección
Estaba sentada en el borde de la bañera de casa de mis padres. Acababa de recoger las notas de Selectividad y ya no podía prolongar más lo que había estado eternizando: elegir qué iba a estudiar a partir del curso siguiente. Aún no sé porqué, pero me pareció el mejor sitio para meditar una decisión que no me era fácil.
Vengo de una generación en la que no te obligaban a acotar ya en la tierna infancia, sino que con aquello de ‘ciencias o letras’ el margen era más ancho y, con ello, las posibilidades mucho más amplias. Pero lo cierto es que yo llegué al momento crucial, a ese mes de junio de 1987, sabiendo qué no quería estudiar y… poco más.
Después de un buen rato, con los nervios como nunca y las lágrimas también presentes, allá que fui y les dije a mis padres que periodismo era la elección y que quería cursarlo en Barcelona. Ellos, muy comprensivos y abiertos, no pusieron ninguna pega y lo único que apuntilló mi padre es que si quería estudiar cualquier otra cosa y hacerlo en Barcelona, adelante. Y no andaba desencaminado el hombre, porque después de valorar y valorar, fue determinante que me decidiera por esta carrera ante la posibilidad de tener que marchar a la Ciudad Condal, pues siempre me ha atraído la idea de vivir allí al menos unos años.
Nunca había participado en los concursos de redacción de marcas comerciales, tan habituales en aquellos años escolares, y según recuerda mi madre mi único comentario hacia la profesión lo hice tras salir de una visita a Radio Barcelona que realizamos cuando tenía 12 años, en el que les dije que quería trabajar en ‘eso’. Nada más hasta los 18 años.
No corren buenos tiempos para el periodismo, una profesión inmersa desde hace años en un proceso de transformación que da pasos no siempre acertados y que acaban perjudicando al producto y a los profesionales. Pero sea como sea, si alguien tiene en mente elegir esta profesión, le animo a que siga este camino. En vísperas de celebrar el Día del Periodista, que en España tiene lugar el 24 de enero, puedo decir que nunca, en estos 32 años, me he arrepentido de la decisión que tomé sentada en la bañera. Ser periodista fue mi elección entonces y lo sigue siendo.