¡Pedroooo…! (3)

Y la “Pe” me ha llamado para decirme que se está quedando sin voz de tanto gritar ¡Pedrooooo…! Y servidor, que está poco acostumbrado a tratar con famosas, no se le ha ocurrido otra cosa que comentarle que se cuide la voz, que quizás le quedan unos cuantos chillidos por interpretar.

Porque el tal Pedro, por enésima vez, la ha vuelto a liar, y gorda. Él sólo, sin ayuda de nadie y sin encomendarse ni a dios ni al diablo, y sin medir las consecuencias de dejar huérfanos de todo a los suyos y a los ajenos, y de paso al país entero. Pero… ¿es esto cierto? Bueno, depende del color con el que cada quisque lo mire. La oposición lo tilda de teatrero, populista e irresponsable. Para sus afines es el puto amo.

Escribía en mis dos colaboraciones anteriores sobre este personaje (10/06/2023 y 18/11/2023) que era un discípulo aventajado de la escuela de Maquiavelo. La realidad es que Sánchez ha pasado por situaciones increíblemente duras y difíciles en las que la mayoría le daban por muerto políticamente hablando, y sin embargo siempre ha resultado vencedor aún cuando el precio que ha pagado ha sido, según creencia general, terriblemente caro.

¿Pero de verdad podemos imaginar que un político de este calibre se puede atrever a publicar una carta en la que proclame su autodesaparición voluntaria durante cinco días, sin tener previamente la solución al problema creado? ¿Acaso el Presidente de España es un irresponsable total, o un suicida? ¿o quizás es un iluminado que esperaba que en su retiro monclovino se le fuera a aparecer el Espíritu Santo y le soplara la solución a su, para muchos, brutal cagada? Quien esto firma no lo cree. Pienso, y aquí meto un elevado porcentaje de elucubración, que su maniobra fue planificada casi perfectamente, y digo casi porque siempre puede fallar algo.

Sánchez, aunque no lo parezca, es un ser humano y sufre, como a los demás nos pasa, cuando le atacan con razón o sin ella, y más si la ofensa es a su familia, especialmente a su esposa. Y reacciona como mejor sabe y es tomando una medida que deja descolocado a todo el mundo, a los suyos incluidos. Es un maestro en este arte y lo ha practicado en muchas ocasiones.

Pedro piensa: Con mi “retiro” primero hago ir al aseo seis veces cada día a mi gobierno, a mi partido, a mis aliados en el congreso, etc. amenazándolos, sin decirlo porque lo entenderán, que van a perder todo si finalmente me voy: poder, ministerios, empleos, amnistía, etc., etc. porque sé que no existe alternativa a mi persona.

Basándose en eso escribe la famosa carta sabiendo que tiene cuatro opciones ante sí. Una es convocar elecciones en cuanto fuese legalmente posible. Esa la descartó antes de hacer click porque sabía que las tiene, de momento, perdidas.

La segunda era simplemente dimitir, rendirse ante el odiado enemigo. Pero ¿cómo va a tirar la toalla el inspirador del “Manual de la resistencia”? Ese no es Pedro Sánchez, prototipo de resiliente nato. Así pues, posibilidad eliminada.

La tercera y para el firmante la más lógica, era la de quedarse y convocar una moción de confianza. Pedro quizá pensó: me monto una MdC que supongo tengo ganada. Como están bastante asustados me será fácil ponerlos firmes y cohesionarlos con lo que me garantizo un largo periodo de tranquilidad en el que no me incomodará nadie y podré aprobar presupuestos, leyes, etc. I sobre todo podré conseguir mi gran objetivo de que todos, sin excepción, luchemos en un frente común contra la derecha y otros ultras. Pero no, no ha escogido esta opción. ¿Se equivoca? Según la gran mayoría sí, porque la cuarta probabilidad que es la que ha elegido, la de presentarse ante todos con un “pelillos a la mar”, argumentada con un simple “esto es un punto y aparte”, no es en absoluto recomendable por inconsistente, vacía de contenido y llena de agujeros por los que se le colarán los suyos, los de en medio y los de enfrente para hacerle pagar su desaguisado.

Así que “Pe”, tampoco te tomes muy en serio lo de los gritos, igual te quedan menos de los que crees.

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