Pasión y amor por la gimnasia rítmica
María García, del CGR Alcoi, ha conseguido importantes logros con tan solo 17 años
Desde que era una niña pequeña, María García, gimnasta del Club Gimnàstica Rítmica Alcoi tenía claro que su vida estaría ligada a este deporte. A los tres años, ya mostraba una flexibilidad extraordinaria y se pasaba los días practicando aperturas y movimientos característicos de la gimnasia. Fue entonces cuando se inscribió en la actividad extraescolar de rítmica en el Colegio José Arnauda.
Su entusiasmo y talento no pasaron desapercibidos, y a los cinco años, gracias a una tía que conocía entrenadoras del Club Gimnasia Rítmica Alcoy, María dio el salto a un nivel más exigente. “Recuerdo esos días con mucha ternura”, afirma. “Era muy pequeña, pero me encantaba moverme y hacer figuras. No entendía mucho, pero me divertía”, añade.
Desde entonces, ha entrenado bajo la atenta mirada de Sara González, Sara Carbonell y Ana Tendero, a quienes considera su segunda familia. “Mis entrenadoras me han enseñado todo, el esfuerzo, la constancia y el sacrificio. Sin ellas, no estaría aquí”, confiesa.
El camino hacia el éxito
A los seis años, María García compitió por primera vez a nivel autonómico, logrando una impresionante tercera posición. Solo un año después, se estrenó en el nivel base, en modalidad nacional, y quedó cuarta de España en la categoría prebenjamín.
Fue el inicio de una carrera llena de logros que poco a poco la consolidaron como una de las promesas de la gimnasia rítmica alcoyana.
En el año de pelota, la alcoyana obtuvo un segundo puesto en el Campeonato de España, lo que marcó su ascenso a la categoría absoluta. Sin embargo, este cambio trajo nuevos desafíos.
“Pasar de trabajar con un solo aparato a tres fue complicado”, reconoce. Aunque no logró clasificarse en su primer año, en 2018 consiguió llegar a la final de pelota como alevín de segundo año.
Superando una Pandemia
En 2019, en el Campeonato Nacional celebrado en Palma, María García destacó en la categoría infantil. Quedó tercera en la clasificación general, segunda en pelota y mazas, y tercera en cuerda. Sin embargo, la pandemia de 2020 trastocó la dinámica competitiva. Los entrenamientos en casa se convirtieron en la norma y los nacionales se retrasaron. A pesar de las dificultades, en diciembre de 2020 compitió en Valencia, a puerta cerrada, quedando entre las siete primeras. “Fue un periodo raro, entrenar en casa no era lo mismo, pero aprendimos a adaptarnos”, explica.
Con la vuelta a la normalidad en 2022, logró clasificarse para una final nacional y quedó en el puesto 12. Este año ha escalado una posición más, alcanzando el onceavo lugar.
Competición en conjunto
María también ha brillado en competiciones en conjunto. En 2017, en la Copa de España alevín en Calpe, su equipo fue campeón en la Copa de España y subcampeón en el Campeonato de España. Para ella, el trabajo en equipo es una parte fundamental de su formación como gimnasta.
Ese mismo año, fue convocada para una jornada de tecnificación en el Centro de Alto Rendimiento de Madrid y designada como deportista de élite de la Comunidad Valenciana, un reconocimiento que marcó un antes y un después en su carrera.
“El CAR fue una experiencia increíble. Conocí a gimnastas de toda España y aprendí mucho sobre lo que significa competir al más alto nivel”, recuerda. Por su parte, convertirse en deportista de élite también fue una gran noticia ya que supuso un gran apoyo económico para continuar con su formación como deportista.
Evolución
María reflexiona sobre cómo ha cambiado su enfoque competitivo con los años. “Cuando tenía siete u ocho años, solo pensaba en disfrutar y hacer lo que practicaba en el club. No era realmente consciente de lo que estaba consiguiendo, solo salía al tapiz a pasarlo bien”, comenta. Con el paso del tiempo, los nervios y la presión comenzaron a aparecer, y el enfoque cambió. “Ahora piensas más en las demás participantes, te exiges más y la presión se hace sentir mucho más”, añade. Aunque reconoce que controlar la ansiedad es un reto, valora las herramientas que sus entrenadoras les ofrecen para gestionar las emociones
Antes de salir al tapiz
Anteriormente, María y sus compañeras contaban con el apoyo de un coach o psicólogo deportivo, pero actualmente no disponen de esta figura. Sin embargo, las entrenadoras siguen ofreciendo charlas y orientaciones. “Nos dan apoyo y nos ayudan a calmarnos antes de competir”, explica. Para María García, el trabajo duro en los entrenamientos es su mejor respaldo: “Si has trabajado bien, nada tiene por qué salir mal. Y si algo falla, no hay que martirizarse, porque el esfuerzo siempre queda”.
El futuro
María es consciente de las limitaciones físicas que impone la gimnasia rítmica, pero también sabe cómo destacar con sus puntos fuertes: su expresión corporal y su capacidad para transmitir emociones al público. “No tengo grandes capacidades físicas, pero en los aparatos y la expresión encuentro mi fortaleza”, explica.
Con los pies en la tierra, María García se marca como objetivo disfrutar al máximo de este deporte y llegar lo más lejos posible. “Quiero seguir trabajando, competir con pasión y, sobre todo, pasarlo bien. La gimnasia rítmica es un camino duro, pero también lleno de momentos inolvidables”, concluye.