Padre
El otro día pude leer una historia que me gustó mucho y me gustaría compartir con vosotros como prólogo del artículo de este mes en el que celebramos el día del padre.
“Había un niño que cada día tenía que coger el tren para llegar hasta su escuela, un pequeño recorrido de unos cuarenta minutos. Su padre siempre iba con él, a su lado, salían juntos y se sentaban uno al lado del otro hasta llegar al punto de destino.
Un día el niño pensó que ya era lo suficientemente mayor para ir solo. Después de insistir muchas veces tomaron la decisión de que en el próximo viaje su papá no estaría con él. En esta ocasión sólo estuvo con el jovencito hasta el andén de la puerta de entrada. Cuando el niño se disponía a subir el padre le dijo que si en algún momento tuviera miedo sólo tenía que mirar en el bolsillo de la derecha de su abrigo. El niño subió y se sentó en el asiento que siempre solía hacerlo con su padre pero esta vez iba sin su compañía. Empezó el traqueteo del tren y se sentía muy emocionado de pensar que ya era mayor y que por fin iba solo en este su primer viaje. Pero por momentos empezó a sentirse muy solito y empezaron a pasar cosas cotidianas, que cuando estaba al lado de su padre nunca tuvo en consideración pero que ahora lo estaba poniendo muy nervioso y empezó a tener mucho miedo. De repente recordó lo que le dijo su padre, de que si se sentía mal, mirara en su bolsillo derecho. El pequeño no lo dudó y metió la mano para ver que podía ser eso que le quitara el miedo y le diera la tranquilidad que necesitaba. Aquello que iba a darle seguridad no era otra cosa que un papel plegado, el niño lo abrió y leyó lo que ponía… Hijo mío no tengas miedo, estoy en el último vagón.”
Así son muchos padres, que hay veces que parece que no estén y que sin embargo siempre están pendientes de los hijos. Unos padres que según la edad que tenga el hijo, puedes ser un héroe o un villano. Y muchas veces puede que no seamos demasiado cariñosos y que incluso tengamos la ingrata obligación de educar, enderezar y de reñirlos, algo que no es contrario al amor que les tenemos. Ojalá rompamos esa barrera que tenemos tanto hijos como padres de demostrar más amor y abrazarnos y besarnos, no tener miedo a la ternura aunque esos niños se conviertan en jóvenes y luego en hombres.
Es preciosa la época en que los niños quieren ser como su padre y te regalan una foto con el texto. “Para el mejor padre.”
Yo tengo una de esas en el coche y a pesar de los años y de que mi mujer siempre me pide que la cambie, yo me niego en rotundo porque continúa emocionándome. Aunque en verdad no soy el mejor padre, porque el mejor padre, es mi padre.
Y este versículo del libro de Proverbios 15: 5, que nos vale para todos sin importar la edad que tengamos.
“El necio desprecia la corrección de su padre; el que la atiende demuestra inteligencia.”