Paco Matarredona, mi amigo
En el agosto pasado más caluroso de lo normal, empezando a declinar, ha muerto mi amigo Paco, Francisco-Javier Matarredona Soler, a punto de atrapar los 76 años, vástago de una antañona familia de la industria textil, “Hijos de Francisco Matarredona”, y de los Soler por parte de madre.
La muerte de un amigo siempre nos desconcierta, mas si nos pilla de sorpresa, te dicen de repente ‘ha muerto Paco’, sientes un pellizco en el corazón, ¿por qué? Se te dispara la moviola solapándote tantos buenos ratos pasados juntos.
Te preguntas quién era Paco, y te desborda su personalidad, atinado en el habla, contertulio ameno, alcoyano cabal, católico, orgulloso páter familias, apasionado de las carreras de coches, en las que participaba todos los años (RED-SAND A…), cosechando buen número de trofeos, y naturalmente festero auténtico, llanero desde pequeño, como lo era su padre, el recordado D. Paco, que guardaba una fotografía a sus tres años vistiendo el diseño llanero de pantalón largo, manta y formatget, a quién no sólo seguía en sus pasos, en la industria y el bien obrar, sino que lo quería tanto que cuando quisieron arrebatarle el capitán moro, saltó como un jabato afirmando ‘el alférez seré yo’, y lo fue, por cierto a caballo con un espectacular traje mahometano.
Pues este Paco, cultivador con Pepa de una familia íntegra, amigo de sus amigos, se nos ha ido, a toda prisa, sin avisar, clamando, seguro, con José Luís Martín Descalzo:
Descansar de vivir en la ternura;
tener la paz, la luz, la casa juntas,
y hallar, dejando los dolores lejos,
la Noche-Luz tras tanta noche oscura.