Orgullosa de mi ciudad
Acabamos de vivir esos días del año en que no me canso de decir que soy de Alcoy, en los que ser alcoyana cobra un sentido especial y en los que despertamos envidias. Cada 4 y 5 de enero vivo con la misma intensidad la festividad de los Reyes Magos y aplaudo que el paso de los años, las nuevas tecnologías y las tentaciones publicitarias no hayan afectado a nuestro Bando Real ni a nuestra Cabalgata, que mantienen la esencia de su historia.
Poco después de abrir los regalos recibí la llamada de una amiga de Barcelona entusiasmada con nuestra Cabalgata, tras haber visto unas pocas imágenes en una televisión. Y si ya me había sentido una privilegiada con esta conversación, aún lo fui más después de que unos turistas andaluces me preguntaran por un sitio donde poder cenar y me mostraran su sana envidia porque yo, alcoyana, podía vivir esta auténtica fiesta cada año.
Ahora, pasadas estas mágicas jornadas, quiero seguir sintiéndome orgullosa de mi ciudad durante todos y cada uno de los días del año. Quiero una ciudad con los suficientes mecanismos e infraestructuras para atraer empresas y con ello empleo, y quiero una ciudad en la que la cultura y el medio ambiente lleguen a lo más alto, y que convertidos en auténticos referentes sitúen a Alcoy como una población atractiva para sus propios vecinos y para quienes decidan venir a disfrutarla.
Y quiero una ciudad limpia, sin excrementos por las calles ni basura fuera de los contenedores porque están desbordados o porque no nos hemos dignado a tirar el residuo dentro, a pesar de estar vacío.
Tengo muy claro que en esta ciudad que yo quiero para todos los días del año tienen mucho que decir los políticos, pues en sus manos está la capacidad de crear un presente y un futuro que nos ilusione y que atraiga tanto a turistas como a nuevos vecinos. Pero también todos nosotros podemos sumar, aportar nuestro grano de arena para conseguir un Alcoy que nos invite a hablar de él con pasión y del que a diario nos sintamos realmente orgullosos. Porque en el momento en que siempre estemos orgullosos de nuestra ciudad, también podremos estarlo de nosotros mismos.