“Nunca quise ser futbolista”
Pepe Moiña, exjugador del Alcoyano y ahora técnico del Esides Caramanchel, debutó con tan solo 17 años de la mano de Bordalás en el Nou Camp pero su mente no estaba en el fútbol
El 2 de enero de 2008, Pepe Moiña vivía uno de esos momentos que la mayoría de los futbolistas sueñan desde niños, debutar en el Camp Nou. Con tan solo 17 años, el juvenil de tercer año del CD Alcoyano fue llamado por José Bordalás para completar los entrenamientos de las semanas previas a un enfrentamiento de Copa del Rey contra el FC Barcelona.
Lo que comenzó como una situación temporal terminó con Moiña en la lista de convocados y titular en uno de los estadios más icónicos del mundo. “El mismo día del partido me enteré de que iba a jugar. Fue una experiencia maravillosa, especialmente para un culé confeso como yo”, recuerda.
El resultado final de aquel encuentro fue un 2-2 que no bastó para superar la eliminatoria, ya que en el partido de ida los culés habían ganado 0-3.
A pesar de ello, para el joven Moiña, que también es un confeso seguidor del Barcelona, aquella experiencia quedó grabada en su memoria. “Lo que más recuerdo no es el partido en sí, sino el camino hacia el estadio, el calentamiento y el murmullo de la gente. Fue imponente”, explica.
Sin embargo, cuando se le pregunta por el momento que más valora de su carrera futbolística, Moiña no duda en responder que prefiere los días en El Collao con las gradas repletas. “Jugar en casa, con la gente que te apoya, es algo único”, asegura.
Bordalás, un mentor clave
Para Moiña, la figura de José Bordalás fue fundamental durante su tiempo en el Alcoyano. Lo describe como un entrenador cercano, que confió en él desde el principio y que demostró valentía al apostar por los jóvenes. “Solo tengo palabras de agradecimiento para Bordalás. Me enseñó mucho, y su apoyo fue clave en mi crecimiento como futbolista”.
Moiña también tuvo la oportunidad de trabajar con otros entrenadores destacados, como Paco López y David Porras, quienes también confiaron en su talento. Pero a pesar de estas experiencias, su trayectoria en el fútbol no fue siempre sencilla.
Tras su debut en Segunda División B, Moiña fue cedido al Pego, donde vivió una de sus mejores temporadas a nivel deportivo. Su rendimiento le valió ofertas de equipos de categorías superiores, incluyendo filiales como los del Villarreal, Levante e incluso el Atlético de Madrid. Sin embargo, el Alcoyano entrenado por Paco López, decidió retenerlo, convencido de su potencial.
Moiña regresó al club blanquiazul con una pretemporada prometedora, pero su relación con el fútbol comenzó a desgastarse. “Llegó un punto en el que me saturé. No quería que el fútbol se convirtiera en una rutina de trabajo”, confiesa. Decidió dejar de jugar, a pesar de que muchos veían en él un futuro brillante.
Un regreso eventual
Después de un paréntesis de dos años, Moiña regresó al terreno de juego con el Contestano y posteriormente pasó por equipos como La Llosa, Ontinyent, Atzaneta, Atlético Pulpileño y Muro. Sin embargo, su experiencia en este último club fue especialmente difícil.
Una lesión de espalda lo dejó fuera de juego, y los médicos le recomendaron abandonar el fútbol definitivamente. A pesar de las dificultades, Moiña no siente que le haya quedado una espina clavada. “Fue mi decisión dejar el deporte cuando estaba en la cima. Nunca quise ser futbolista, jugaba por hobby”, asegura.
Una nueva vida en el banquillo
Hoy, Pepe Moiña se encuentra en una etapa completamente distinta de su carrera, pero una que disfruta mucho más siendo entrenador. Actualmente dirige al primer equipo del Esides Caramanchel, club que milita en Tercera FFCV y candidato al ascenso. “Esta etapa es la que más estoy disfrutando. El día a día fuera de los partidos no me satura ni me afecta mentalmente como cuando era jugador”, asegura.
Bajo su dirección, el equipo ha liderado gran parte de la primera vuelta de la temporada, aunque las últimas derrotas lo han relegado a la quinta posición.
Moiña está convencido de que, si el equipo sigue trabajando duro y tiene algo de suerte, podrán mantenerse en la zona alta de la tabla.
Moiña también subraya la importancia de fortalecer el fútbol local. Aunque reconoce los beneficios institucionales del convenio entre el CD Alcoyano y el Esides Caramanchel, lamenta que este no esté ayudando tanto en el ámbito deportivo.
“Para que salgan jugadores de nivel en Alcoy, necesitamos un segundo equipo que compita en una categoría más alta. El Alcoyano debería apoyar más, aportando futbolistas que puedan beneficiarlos a largo plazo”, sugiere.
El entrenador también se muestra agradecido con el presidente del club, Víctor González, por brindarle la oportunidad de liderar el proyecto. “El Esides es el club donde di mis primeros pasos como jugador, y dirigirlo ahora es un honor”, comenta.
En el plano técnico, Moiña se inspira en entrenadores como Carlo Ancelotti, quienes no se encasillan en un solo sistema de juego y adaptan sus planteamientos en función al rival al que se enfrental. “Me gusta la versatilidad de Ancelotti. Es un ejemplo de cómo sacar lo mejor de un equipo en diferentes contextos”, explica.
En cuanto a sus aspiraciones, Moiña no oculta su deseo de llegar a entrenar en categorías superiores. “Mi objetivo a corto plazo es seguir creciendo con el Esides, pero sé que, con esfuerzo y trabajo, podré llegar más lejos. Entrenar en Tercera División ya sería un logro, pero no me pongo límites”.
“Nunca quise ser futbolista ni lo he sentido, pero ser entrenador es algo que me llena de ilusión y motivación. Con trabajo, todo llega”, concluye Pepe Moiña, quien ha encontrado en el banquillo su verdadera pasión