Nosotras
Para aquellas personas que se preguntan si es necesario seguir celebrando el 8M, el Día Internacional de la Mujer, mi respuesta es sí, un sí rotundo.
Por suerte, la sociedad ha avanzando mucho y hay muchos techos que están rotos y otros cuyo cristal se está empezando a agrietar.
Pero en paralelo a ese avance hacia una lógica aplastante de una innata igualdad, sigue habiendo gente que se ha quedado paralizada en antaño o que simplemente cuestiona el movimiento feminista y que habla sobre él en negativo. También gente que critica cuando se hace alusión al pasado –un pasado y una realidad que sustenta y que es el argumento de todas las reivindicaciones– y afirman que todavía deberíamos de dar gracias por estar como estamos. Las cosas no desaparecen por negarlas.
Todo es respetable en esta vida pero considero que tu respeto y tu libertad tienen su límite, tu libertad acaba cuando empieza la mía.
Soy de las que piensan que los extremos no son buenos, en ningún aspecto, sin embargo, en algunos casos a ciertos extremos se ha llegado por los extremos que ha habido durante muchos años en el lado opuesto.
Cada reivindicación tiene su esencia pero también la perspectiva que cada persona piense que tiene, en mi caso es muy simple: la igualdad, pero una igualdad real, una igualdad en la que a la mujer no se le añadan más cargas de las que ha tenido durante toda la vida mientras que al hombre hay que agradecerle que ‘ayude’, por ejemplo, en los quehaceres diarios; una igualdad en la que una mujer no asuma la carga mental de todo lo que acontece en su día a día y sus obligaciones y que esta no sea repartida, o que, al ser lo habitual, se considere que esté bien y que debe de ser así; una igualdad en la que las mujeres dejemos de ser nuestras peores enemigas y las que más nos cuestionemos a nosotras mismas.
Se nos pide, nos pedimos, cumplir con absolutamente todo, ah, y no te quejes.
El 8M engloba muchas vertientes: la social, la laboral, la personal, la sexual, la educacional…Tantas como una persona, o en este caso, una mujer vive y experimenta a lo largo de su vida.
Y por supuesto, esta es una lucha de todos, de todas las personas, sin diferenciación, y aquellos que se sientan excluidos o atacados, lo lamento y ojalá algún día puedan ver el Día de la Mujer como lo que yo realmente creo que es, una reivindicación por la igualdad y por que no vuelvan a hacernos pequeñas, porque nosotras somos grandes, tanto como ellos.