No hay huevos

Mi querida suegra decía que en casa siempre había que tener, aceite, patatas y huevos. Para ella era imprescindible debido a sus cinco hijos, algunos amigos de estos, que se apuntaban muchas veces a la cena y por las visitas sorpresa.

Al ser la esposa del Pastor Evangélico de Alcoy en muchas ocasiones se presentaban misioneros de otros países que pasaban de visita o los hijos o familiares de estos que algunos venían a estudiar o visitas de miembros de iglesias cercanas como también familiares suyos que venían desde Alicante, por eso nunca faltaban estos ingredientes para en un momento dado hacer una tortilla de patatas.

Su tortilla de patatas se hizo famosa dentro del mundo evangélico y todavía muchos años después esos jovencitos, ya adultos, lo recuerdan. Yo puedo dar fe de ese tremendo manjar tan humilde pero sabroso. Me contaban que en una ocasión repasando la despensa se dio cuenta que algo le faltaba y gritó, como si no hubiera un mañana.

¡No hay huevos! Algo que seguramente se subsanó de manera rápida yendo a la tiendecita de la esquina a comprarlos. Sin embargo, la famosa y terrible expresión no creo que proceda por este hecho. De jóvenes, al exclamar la dichosa frase se podía convertir en un caos. Verte a altas horas de la madrugada camino de Gandía por la Vall de Gallinera o dirección a Albacete para comerse un bocata de embutidos en algún famoso restaurante de carretera. Lo peor era que a alguno de los viajantes le sentara mal y dejara un hedor muy desagradable a agrio en el coche que no había manera de quitarlo por mucho que lavaras el vehículo. Ni pensar quiero cuando el artista del grupo de amigos volvía a gritar la frase y se ponía a hacer “tatoos”. Tres agujas, un boli “Bic”, tinta china y un trocito de hilo, con eso bastaba, he visto calaveras que parecían suelas de zapatilla o ver la inicial de una chica que sólo llevaban saliendo poco más de unas semanas. Así como un caso que me contaba el día de la Gloria mi amigo Rafa, otra vez ante la fatídica frase le vendió a un amigo suyo el Seat 600 de su madre por 12.000 pesetas; claro que lo bueno vino al día siguiente cuando intentaba explicar a la persona que le dio la vida que había vendido su coche y, por otro lado, el comprador explicar a su padre que le había cogido un cheque para pagar la reliquia que no sabía ni donde lo tenía aparcado. Y así podría continuar contando anécdotas hasta escribir un libro.

Y ahora nos toca a los ciudadanos hacer una buena tortilla española, con el modismo del titular quiero hacer un símil con las próximas elecciones y mirar bien antes de echar la papeleta que tenemos todos los ingredientes, no sea cosa que llegado el momento gritemos aquello de… “No hay huevos”. Hay que ser valientes y elegir bien lo que queremos para nuestro Alcoy, nos jugamos mucho y, o avanzamos con pasos seguros o nos quedaremos en la cola. Escuchar y leer bien los programas de los partidos políticos y actuar en consecuencia con lo que hemos visto y deseamos tener. Y acabo con un versículo de la Bíblia del libro de Proverbios 14:15 “ El simple todo lo cree, pero el prudente mira bien sus pasos”.

Advertisements

Send this to a friend