Nadar y hacerlo más lejos, el placer de Álex Mérida
Ha sido tercero en la Copa de España de aguas abiertas como júnior
Una orografía tan particular como la nuestra ha sido una de las razones por las cuales se hayan moldeado deportistas especializados en resistencia. Son muchos los ejemplos, a los que ahora se une otro especialista local en las largas distancias, pero no sobre asfalto o en montaña, sino en el agua y en mar abierto. Una disciplina sin ninguna tradición que hace su presentación a nivel local de la mano de Álex Mérida, un nadador que se echó al agua por prescripción médica, para corregir un problema de cadera, quedando enganchado para siempre. Fue quien más tarde sería su primer entrenador, el ibense Samuel Vidal, quien vio sus cualidades como nadador y le animó a entrenar más en serio.
Tenía entonces 12 años, tres después se inició en la competición y con 17 se estrenó en la Copa de España de aguas abiertas como júnior. La pandemia estuvo a punto de llevarse por delante sus ilusiones. Entre instalaciones cerradas y las restricciones que solo le permitían entrenar una hora, cuando como mínimo necesita hora y media, consiguió salir adelante como pudo.
Este año, además, con el hándicap de un nuevo entrenador. Álex Mérida se puso en manos del alicantino Andrés Lecce, lo que supuso un cambio radical. “Entre que no pude entrenar todo lo que hubiera querido por las restricciones, tener un nuevo entrenador, con lo que ello supone, salir de la zona de confort a la que estabas acostumbrado, cambiar hasta de forma de nadar. Me llegué a preguntar, ¿esto que es?. No me quedó más remedio que confiar en él y fui a la primera prueba de la Copa de España sin demasiada convicción, para probar y ver dónde estaba”, desvela el nadador alcoyano.
Encima la primera fue en Sevilla, nadar en el Guadalquivir un total de 7.500 metros, cuando solo había hecho piscina y un máximo de una hora. Terminó tercero de su categoría, júnior 2. Aquel excelente resultado le animó a seguir adelante. Luego vinieron los 5.000 metros en el río Navia, en Asturias, con aguas a 14 grados que obligó a los participantes a utilizar traje de neopreno. Después los 3.000 metros en el puerto de Valencia, considerada como distancia sprint en aguas abiertas, siguieron los 4.000 metros en las playas de Mazarrón y los 5.000 metros en el puerto de Barcelona, penúltima prueba de la Copa de España. Álex Mérida, que ahora tiene 19 años, decidió desplazarse pese a que dos días después se celebraba la final del campeonato en Málaga. El alcoyano no solo consiguió rebajar en tres minutos su mejor crono en los 5 km –hizo 1h06’ cuando su mejor registro era 1h09’–, sino que al día siguiente disputó los 5.000 metros de la prueba de Málaga y logró acabar tercero, un puesto por detrás de un componente de la Selección Española.
Esa misma posición, ocupó finalmente en la general de la Copa de España de aguas abiertas en la categoría júnior 2. Quedaba un último reto, la Oceanman que este año se trasladaba hasta Egipto. Álex Mérida decidió acudir como experiencia personal y competir junto a varios de los mejores especialistas mundiales, que previamente se habían clasificado para esta especie de final internacional en sus países de origen. La prueba se celebró en el Mar Rojo y el alcoyano disputó tres distancias. En sprint (1.500 m) fue 15º y ha terminado cuarto de la general de la Oceanman; en relevos 3x500m junto a Miguel Bou y Chleo Lara, ambos de Benidorm, acabó segundo y en 10.000 se clasificó quinto y 24 de la general con un tiempo de 2h36’, cuando su mayor distancia este año había sido de 7.500 m.
“Cuanto más distancia, mejor me lo paso y más quiero que no se termine la prueba”, apunta el alcoyano, quien lejos de agobiarse por estar tanto tiempo nadando, “me relaja y me ayuda a pensar. Para mí no es un problema, al contrario más disfruto. Al ser en aguas abiertas, hay corrientes y también cuenta la estrategia. Tener la experiencia de nadar en el Mar Rojo no ocurre todos los días y trato de vivir ese momento”, destaca.