Museos
Parece que ha llegado la hora de la puesta al día del museo arqueológico Camilo Visedo Moltó. Buena noticia. No solo por lo que supone mejorar el estado del edificio. También por el efecto dinamizador que se presume que su reapertura pueda tener sobre su entorno, la Placeta del Carbó, por lo general, olvidada para buena parte de la ciudadanía hasta que sirve de escenario para los actos festivos de abril.
Desconozco hasta qué punto la reforma del palacio renacentista, reconocido como Monumento de Interés Artístico Nacional y Bien de Interés Cultural (ahí es nada), va a estar acompañada de una apuesta por el relanzamiento de su actividad. Pero me gustaría pensar que, además de reparaciones y mejoras en las condiciones de acceso, se vaya aprovechar el trance para desarrollar otras medidas que multipliquen su capacidad de atracción de visitantes.
A buen seguro que la Concejalía de Cultura, en colaboración con la propia dirección del museo, tienen a mano programadores culturales sobradamente capacitados para diseñar un calendario permanente de actividades, como la organización de exposiciones temporales, ya sea con fondos propios o con préstamos; talleres de restauración; conferencias; ciclos audiovisuales sobre hallazgos arqueológicos; visitas escolares…
Lo cierto es que esa misma reflexión podría hacerse extensible al conjunto de museos urbanos, que son muchos. No resulta fácil encontrar otra ciudad en la provincia que cuente con tantos espacios culturales y de ámbitos tan diversos. Y, además, en la mayoría de los casos, concentrados en un mismo perímetro. Desde el Museo de Bomberos (Muboma), hasta el Museo Alcoyano de la Fiesta (MAF), pasando por el propio Camilo Visedo Moltó, hasta el IVAM-CADA y al futuro museo Camilo Sesto.
Desconozco cuánto tiempo más habrá que esperar para que la estrategia del Nadal Alcoià, y la experiencia del Casal del Nadal en la calle Sant Miquel, acabe fraguando también en la generación de otro museo estable, que consolide su funcionamiento al margen de las fechas navideñas y llegue a ser conocido más allá de los límites de la ciudad, gracias a la singularidad de las tradiciones autóctonas (cabalgata, pajes, Tirisiti…).
Lo que sí tengo claro es que todos esos espacios juntos conforman una red única a la que todavía le queda mucho jugo por exprimir para captar visitas entre la alcoyanía en particular, y entre la ciudadanía del mundo en general (quién sabe las potenciales visitas que puedan generarse por parte de fans de Camilo Sesto en el resto de España y en Latinoamérica), independientemente de los eventos periódicos que ya se programan en el IVAM-CADA o en el Muboma, por ejemplo.