Mujeres
Los excesos feministas que se han desatado en todo el occidente y que han llegado a la exaltación con la irrupción doctrinaria de la extrema izquierda, causan cierta irritación. Lástima que no extiendan su acción al mundo musulmán o por lo menos a los musulmanes que viven con nosotros. Creo que es necesario encontrar un equilibrio entre lo que son reivindicaciones justas que no se pueden negar, y la conversión en una guerra entre hombres y mujeres. Quién no puede estar de acuerdo en que todavía quedan vicios transmitidos por la educación de siglos en detrimento de la mujer y aún algunas desventajas sociales. Pero no llevemos las cosas al extremo. Al fin y al cabo, hombres y mujeres hemos sido creados para complementarnos: los hombres tenemos madre, hijas y esposa, y las mujeres tienen padre, hijos y esposo. La naturaleza nos entrelaza sin confundirnos.
También hay que hallar un equilibrio entre lo que es peculiarmente femenino o masculino.
La maternidad es peculiarmente femenino, la fisiología de la mujer es más compleja, esto es un elemento que da origen a muchas otras cualidades de ternura y fortaleza. Por supuesto que ser madre no significa que sea su única función, primero porque no todas las mujeres pueden serlo y porque sus capacidades se extienden a muchas otras cosas. Es una realidad que una mujer puede ser algo más débil en el ejercicio de la fuerza, aunque no siempre es el caso, pero lo compensa con mayor resistencia. La mujer es mucho más capaz de soportar el dolor y sufrimiento. El hombre con un débil resfriado se siente, nos sentimos, morir, mientras la mujer puede estar muy enferma, tos, fiebre, dolores, cualquier enfermedad pero ella lleva su trabajo y su casa adelante.
Digamos que las mujeres disponen de otra sensibilidad. Comprenden más por intuición. En estos días la mujer es capaz de ejercer en todos los campos. Incluso me atrevo a decir que la mujer es la más integradora de la familia.
Aunque es mucho más importante mostrar las cosas en que somos más iguales.
Hombres y mujeres: en dignidad, intelecto, sentimos emociones como el amor, enfado, alegría, tristeza, nos adaptamos a las diferentes circunstancias que aparecen cada día. No cabe ninguna duda que somos diferentes pero eso no significa ni que uno u otro sea mejor o superior.
Lo más importante es que cada uno, a pesar de su independencia, juntos formen un complemento perfecto. No es momento de guerras de sexo, demasiadas guerras hay ya por el mundo.
Cuidado con dejarse influir por opiniones equívocas, no dejarse arrastrar por una minoría que se ha autoproclamado como defensora de las mujeres. Por mucho ruido, por mucho que se grite no quiere decir que se tenga razón.
Y como leemos en el libro de Génesis en el relato de La Creación en La Biblia
“Dios creó al hombre, lo creó a su imagen y semejanza. Hombre y mujer los creó”.