Molestia crónica

El debate alcoyano siempre ha sido una actividad permanente. Temas variados y una actualidad muy diversa marcan la pauta de una sociedad que se hace de notar cuando algún evento o actividad se sitúa en la parrilla de salida como novedad.

En este caso el foco se ha puesto en la celebración del concierto ‘Los 40 Summer Live’. Como siempre la celebración de estos acontecimientos genera una actividad social donde las críticas empiezan sumándose una tras otra. Parece que aclamamos apasionadamente que se sucedan estos actos para aprovechar al máximo nuestra carga de ira contra todo.
No me refiero al espectro político, ni mucho menos, aunque la culpa normalmente siempre suele ir dirigida hacia nuestros mandatarios.

En este caso, la celebración encontraba su polémica en lo de siempre, horarios y molestias a las comunidades de vecinos cercanas. Tratándose de un evento de carácter principalmente familiar, sería injusto generar un aluvión de críticas a una actividad dinamizadora en la ciudad, importante por el evento que significa y los artistas invitados que acuden y por supuesto al tratarse de una actividad cultural que nos permite disfrutar de un encuentro musical muy destacado en nuestra ciudad.

De otra parte, también es necesario poner en valor este tipo de eventos. Y además de las críticas, parece que la memoria también nos falla. Se nos olvida que Alcoy en su día acogió festivales como el Mediàtic, Festivern o incluso el Sound Jordi que este año vuelve a retomar su actividad. Tampoco encuentro la respuesta de por qué no se genera una actividad de este tipo de manera más regular cuando hay espacios para hacerlo. No olvidemos que la última edición del Sound Jordi se celebró en 2012 y se recupera en 2024.

Sin embargo, es comprensible que no todos compartan el mismo entusiasmo. El descanso y la tranquilidad son derechos tan válidos como el disfrute y la celebración. Aquí radica la importancia de la solidaridad y la tolerancia. En una comunidad tan unida como la nuestra, pequeños sacrificios como el permitir la celebración de estos conciertos tienen que ser concebidos como gestos de comprensión y apoyo mutuo hacia el bienestar colectivo.

Desde esta perspectiva, cada concierto no es solo un evento, sino una lección de convivencia. Aprendemos a equilibrar nuestras necesidades individuales con las emociones colectivas, a encontrar armonía en la diversidad de preferencias y a celebrar juntos, incluso cuando eso implica ceder un poco de nuestro espacio personal.

Creo que es necesario ver estos eventos musicales no solo como fuentes de entretenimiento, sino como puentes que conectan diferentes partes de nuestra comunidad. A través del diálogo y la planificación cuidadosa, podemos asegurar que de manera equilibrada todos podamos disfrutar de estos acontecimientos sin repercutir en el descanso colectivo.

Alcoy, ciudad de música y diversidad cultural que necesita retomar este tipo de actividades que sirvan de nexo de unión para pequeños, jóvenes y mayores.

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