“Mi objetivo es París y quiero conseguir un buen resultado”

Néstor Abad se encuentra esta semana en Río de Janeiro participando en una concentración del equipo nacional español junto a la selección brasileña

Desde que con 7 años vio los Juegos de Sídney, los primeros del cambio de siglo, Néstor Abad tuvo dos grandes revelaciones, que quería ser gimnasta y gimnasta olímpico. Ambos objetivos los cumplió de calle, puesto que ha hecho de la gimnasia su vida y su profesión, y también sabe lo que es participar en la mayor manifestación deportiva del mundo, no una vez, hasta dos veces, en Río 2016 y Tokio 2020.

Cuando terminaron los últimos Juegos, retrasados un año por la pandemia, un desafío recorrió sus entrañas, después que en Tokio no le salieran las cosas como pensaba y la presión de todo el peso de la gimnasia artística española recayera sobre sus hombros. Aquel verano, el de 2021, fue el peor de su vida. Se refugió en la familia y su respuesta ante aquellos que dudaron de su capacidad para seguir en la élite no pudo ser más contundente: décimo puesto en el concurso completo del Mundial, que cosas del destino, se disputó en la capital nipona.

Fue como quitarse de encima una pesada mochila que estuvo martirizando su conciencia varios meses. Aquello abrió las puertas a pensar en París 2024, unos Juegos que le llegarán con 31 años, una edad quizás algo tardía para muchos deportistas de élite, pero que en el caso de Néstor Abad le coincide en plena madurez y con el cuerpo a pleno rendimiento, entre otras cosas porque las lesiones –varias y muy graves, con dos operaciones de rodilla y la miocarditis– le han permitido un respiro físico, con alguno que otro prolongado parón, de hasta casi un año sin poder competir.

“Mi objetivo es estar en París 2024 y disputar así mis terceras Olimpiadas. Creo que estoy en un momento de mi carrera en el que no solo quiero llegar, también hacer un buen resultado”, ha razonado esta semana, después de regresar de Tel Aviv (Israel), donde estuvo la semana pasada disputando la Copa del Mundo, un buen test de cara a lo que se le viene encima este verano, pero sobre todo pensando en el año que viene en los Juegos Olímpicos de la capital gala.

De Tel Aviv ha vuelto con dos medallas, una de plata en anillas, donde consiguió una nota de 14.000, solo peor que la del austriaco Vinzenz Hoeck (14.600), para al día siguiente colgarse el oro en barra fija (13.800), tras aventajar en dos décimas al gimnasta local, Alexander Myakinin. Su mejor resultado en una Copa del Mundo, donde nunca había conseguido dos medallas en una misma competición, mejorando sus dos bronces, ambos en barra fija, en la Copa del Mundo de Cottbus (Alemania) en 2015 y tres años después, repitió un tercer puesto en la Copa del Mundo de París 2018.

“Estoy muy contento de lo que pasó en Israel, pero más que por las medallas, que también es un motivo de alegría, porque es indicativo de que estás en el buen camino. Lo que más valoro a esta altura de mi carrera es hacer bien mi trabajo, porque si lo consigo sé que puedo estar entre los mejores. No me vale pensar en conseguir buenos resultados, trato de centrarme en aquello que mejor me pueda ir en ese momento. Es como hacerte una tostada, pensar qué ingredientes le pones y mientras tanto se va quemando el pan”, utiliza a modo de símil.

Después de tantos años en la élite, cada vez que acude a una competición y sabe los rivales con los que le va tocar medirse, puede calibrar el puesto que puede acabar ocupando. “Sabía que en Tel Aviv tenía muchas posibilidades de lograr medalla, pero tenía claro que esas opciones pasaban por mí y hacer bien mi trabajo. Si lo conseguía, como acabó sucediendo, los resultados terminarían dándose, pero no porque yo lo dijera y ya está, detrás había un trabajo bien hecho”, desveló.

De hecho, el alcoyano terminó en la final en la misma posición que en la clasificación. Lo único que cambió fue la nota de partida, que en la final de anillas fue 0,5 mejor y en barra, la puntuación se fue hasta las 2 décimas, que en gimnasia artística es mucho.

Precisamente esa mejoría de la nota final con respecto a la de partida supone muchas veces que un gimnasta acabe más o menos satisfecho una competición. Fue el caso de Néstor Abad en el Europeo de Turquía de abril pasado, en la primera competición de 2023, en la que fue cuarto en barra fija, a nada de colgarse una medalla en un Campeonato de Europa.
Su nota de partida en la final era de las más bajas y aspirar a un podio representaba acercarse a la perfección en su ejercicio, como terminó ocurriendo, siendo el gimnasta que mejor nota consiguió teniendo en cuenta la puntuación con la que comenzó a disputar la final.

Aunque el objetivo de Néstor Abad en este Europeo era acabar en el Top 10 –concluyó 13º en el All Around, el concurso completo con los seis aparatos–, incluso viajó a tierras otomanas con el pensamiento de acabar entre los cinco mejores.

Un fallo en potro y una caída en salto frustraron la posibilidad de terminar entre los mejores. “Sin esos dos errores, hubiera acabado entre los cinco primeros. No estoy decepcionado por ello, analizo el global del campeonato y me siento descontento. Cuando llegas a una competición, tratas de ponerte una meta, piensas hasta dónde puedes llegar, pero luego ves que no siempre lo consigues, porque no siempre estás bien y luego los jueces que no acaban puntuando lo que verdaderamente mereces”, confiesa.

Van a ser pocos días los que Néstor Abad saboreará estar en casa, puesto que el domingo volvió a coger un puente aéreo, ahora para cruzar el Atlántico y aterrizar en Brasil, país en el que estará hasta el lunes 19. Durante una semana formará parte de la concentración que la Selección Española realizará en Río de Janeiro (Brasil) junto a los componentes del equipo brasileño, considerado como una de las potencias mundiales en gimnasia artística.

“Este tipo de concentraciones vienen muy bien para aprender cosas que no sabes hacer”, resalta Néstor Abad, que para preparar el Europeo de Turquía se fue a Tokio, participando en el país nipón en una concentración con gimnastas japoneses.

La estancia en tierras brasileñas le vendrá muy bien para preparar su siguiente objetivo, que será el Nacional de julio en Pamplona, en el que el alcoyano buscará recuperar el título de campeón de España que en la pasada edición no pudo reeditar por la miocarditis.

Después no tiene claro su calendario, seguramente tendrá algún triangular por equipos con la mirada puesta en el gran objetivo de la temporada, que no es otro que el Mundial de Amberes de octubre próximo, en el que se darán el grueso de plazas para los Juegos del año que viene en París. De momento, Inglaterra, Japón y China están clasificados y quedarán otras nueve por distribuir.

En condiciones normales, España debe estar entre esos países con billete olímpico, como indica ese sexto puesto obtenido en el Mundial de Liverpool del año pasado, en el que el equipo nacional masculino, con Néstor Abad al frente, igualó la mejor clasificación histórica de nuestro país. El reto en Amberes será superar ese resultado e intentar escalar un puesto para tratar de acabar quintos. “Sería algo muy grande para la gimnasia española”, admite Néstor Abad para concluir.

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