Mario Pons, maestro de maestros de las artes marciales

El alcoyano recibe en un acto celebrado en la Universidad de Cartagena la más alta distinción que otorga la principal institución nacional

No se saben bien quién está en deuda con quién, si Mario Pons con el taekwondo tradicional o en definitiva, las artes marciales en general con el maestro alcoyano, porque han sido varias las disciplinas que ha practicado a lo largo de más de cinco décadas de trayectoria.

Lo cierto es que lo de ambos fue un flechazo a primera vista, que llevó al joven Mario Pons, en aquella España de finales de la dictadura de Franco que demonizaba todo aquello que viniera más allá del Telón de Acero, en plena guerra ideológica entre dos bloques, a dejar sus estudios de delineación para convertirse en el más fiel seguidor del maestro coreano Choi Hong Hi, el fundador del taekwondo, una figura que en aquel mundo de luchas ideológicas y propagandísticas trascendió en una fascinante historia de traiciones y guerra de poderes que el maestro alcoyano llegó a sufrir en primera persona, siendo en muchos momentos parte de ella, con la supremacía del taekwondo como trasfondo, una lucha que sigue aún vigente en nuestros días.

Es más, Mario Pons está considerado como uno de los mayores expertos mundiales en los orígenes y posterior evolución de este arte marcial, hasta el punto de estar considerado como una auténtica personalidad en la materia por los conocimientos y documentos que atesora.

Hace poco, sin ir más lejos, la principal institución que salvaguarda los honores y los valores de las artes marciales en nuestro país, decidió reconocer sus méritos. Fue durante la Gala del décimo aniversario del Concilio de Maestros de las Artes Marciales, con sede en Cartagena, en una entrega que está considerada como los Goya de las artes marciales. Ese día, Mario Pons pasó a formar parte del selecto grupo de grandes maestros que han recibido la máxima distinción de esta prestigiosa entidad.

 

Junto a Ilia Topuria

Fue de esta manera como el maestro alcoyano recibía la Gran Medalla, en un acto que tuvo lugar en la Universidad de Cartagena. Mario Pons fue reconocido junto a Adam Karol Czartoryski de Borbón, primo del rey emérito Juan Carlos I, uno de los precursores del kárate en nuestro país; José Manuel Egea, ocho veces campeón mundial de kárate en la modalidad de kumite; el coreano Lee Chang Soo, 9º Dan de hapkido; el mexicano Manuel Jurado, leyenda en su país y 9º Dan en taekwondo; el japonés Yasunari Kitaura, 8º Dan de Aikido, formador de la mayoría de expertos de este arte marcial en nuestro país; Fernando Rivera, 8º Dan de kárate shotokan; José Ángel Casado, 8º Dan de kick boxing, además de especialista en deportes de alto contacto como full contact y muay thai; Alfonso Arregui, 7º Dan de kendo; Rafael Julián, sifu de artes marciales chinas, siendo campeón mundial y europeo de taichi; Salvador Herraiz, 8º Dan de kárate; José Abad, 4º Dan de kárate shotokan, toda una leyenda de este deporte, shian de honor; e Ilia Topuria, campeón del mundo de UFC, primer español en conseguir un título de campeón mundial en esta disciplina.

No es la primera vez que Mario Pons es reconocido por el Concilio de Maestros de las Artes Marciales. En 2018 ya recibió la Estrella de Oro, que es un rango por debajo de la Gran Medalla.
El maestro alcoyano se llevó otra satisfacción, puesto que un alumno suyo, el ibense Juan José García, afincado desde hace años en nuestra ciudad, 7º Dan de taekwondo tradicional, además de ex miembro de la selección nacional y actualmente director técnico de la Federación Española de Taekwon-Do Tradicional (ITTAF), fue distinguido con la Medalla de San Jorge.

Discurso reivindicativo

Mario Pons recibió la máxima distinción del Concilio de Maestros de las Artes Marciales de manos de su presidente, Alfonso Acosta. Posteriormente, en su discurso de agradecimiento, además de acordarse en primer lugar de todas las personas que le han acompañado en sus más de cinco décadas de dedicación al taekwondo, hizo una defensa firme de la esencia de las artes marciales.

“Estamos asistiendo –aseguró para empezar– a una preocupante pérdida de los valores por las redes sociales con la aparición de la figura del maestro virtual que está llevando al declive de las artes marciales. Ahora más que nunca –prosiguió– hemos de trabajar unidos para que esto no vaya a más y así se dignifique la figura del profesor. A todos nosotros nos une la honradez y la integridad, ideales de las artes marciales que debemos seguir defendiendo para que perduren”, concluyó.

Conseguir que la ITTAF sea reconocida como federación

Su fascinación por la figura de Choi Hong Hi llevó al joven Mario Pons a no cruzarse de brazos y hacerse muchas preguntas tras la desaparición repentina del fundador del taekwondo, hasta que mucho tiempo después descubrió que acabó exiliado en Toronto (Canadá) en 1973 sin apenas dejar pistas.

La guerra fría entre bloques llevó a que en Europa se dejara de practicar el taekwondo fundacional y se fomentar la aparición de lo que hoy en día conocemos como el taekwondo olímpico. “No tiene nada que ver, en el tradicional hay cinco modalidades: tuls, rompimientos, salto de rompimientos, defensa personal y tul en equipo. Además, en tuls, tenemos más de un millar de movimientos, mientras que el olímpico se compite en combate y pumse, con 700 movimientos”, explica.

Esa inquietud por querer saber más, fue lo que llevó a Mario Pons a suscribirse a revistas de artes marciales de varios países, hasta que cayó en sus manos un ejemplar estadounidense de Taekwon-Do Times. Allí venía la dirección de la Internacional Taekwon-Do Federation ITF. De inmediato, decidió escribir una carta, a mano y traducida por un alumno que sabia inglés.
Aquel curioso episodio tuvo un primer capítulo con el cartero de Toronto encontrándose que Choi Hong Li llevaba años que no residía en aquella dirección que figuraba en la misiva.

Afortunadamente, la buena voluntad del nuevo inquilino aportando la dirección de donde se había ido a vivir el maestro coreano, pero sobre todo la profesionalidad del cartero hizo posible que aquel escrito terminara en manos del fundador del taekwondo, que acabó respondiendo.

“Sin la pericia de aquel cartero, al cual estaré agradecido de por vida no sé qué hubiera sido de mí y del taekwondo tradicional”, reconoce Mario Pons, quien a partir de aquella respuesta se embarcó en una cruzada que dura ya más de cuatro décadas para que acabe reconociéndose la figura de Choi Hong Hi y su gran legado, que es la autenticidad del taekwondo más fiel a los orígenes de este arte marcial.

Es el último acto de servicio de Mario Pons, con más de 45 años de trayectoria docente y desde 2011 convertido en presidente de la Federación Internacional de Taekwondo Tradicional (ITTAF), un colectivo que gestiona desde nuestra ciudad. Su máxima aspiración actual es lograr que la ITTAF sea reconocida por la GAISF, que aglutina a todas las federaciones mundiales. Cuando llegó al cargo eran catorce países adscritos, ahora son veinticinco.

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