María Cabanes realiza a pie los 2.500 kilómetros que separan Zúrich de Alcoy

La alcoyana espera llegar a nuestra ciudad a finales de mayo tras recorrer Suiza, Francia, Andorra y cruzar los Pirineos

Dicen que detrás de cada persona hay una gran historia. Muchas tardan en descubrirla, otras ni siquiera lo consiguen. Es lo que no quería que le sucediera a María Cabanes, quien hace mucho tiempo venían dándole vueltas a un reto personal que le acercara con varias de sus pasiones, como son la montaña, sentirse libre en la naturaleza, y conectar Zúrich con Alcoy, las dos ciudades que han marcado su vida. Esta semana decidía emprender el trayecto a pie y recorrer los 2.500 kilómetros que separan ambas localidades.

Como otros muchos retos personales, los dos años que llevamos de pandemia paralizaron muchos proyectos por la situación global, aunque las emociones seguían muy presentes. Esas ganas por recuperar la normalidad iban generando más deseo si cabe a esta alcoyana de 38 años, que hace once decidió emprender un nuevo proyecto de vida en Zúrich, uno de los centros económicos de Suiza, considerada como una de las ciudades con mayor calidad de vida del mundo, que además se encuentra a una hora de los Alpes con hasta doscientas estaciones de esquí y dieciocho cuatromiles, un verdadero paraíso para los amantes del montañismo o practicar deportes de nieve.

Como ciudad incluida entre los veinte centros financieros del mundo –en Europa ocupa el segundo puesto por detrás de Londres–, esta doctorada en telecomunicaciones aterrizó en Zúrich con 27 años con la idea de abrirse camino profesional y compaginar su pasión por la montaña en uno de los principales destinos turísticos del deporte aventura de Europa.

Hace ocho años encontró trabajo en una empresa relacionada con la investigación de las campos eletromagnéticos y cómo afectaba en la salud de las personas los efectos de exposiciones como las resonancias. Fueron años de proyección profesional pero también de un estrés apabullante, con jornadas interminables por las exigencias laborales que iban dejando huella en la personalidad de María Cabanes.

Su válvula de escape era la montaña y los Alpes. También sus constantes visitas a nuestra ciudad. Aquí, además de conocer a la perfección todo nuestro entorno natural, de la que es una enamorada, también era clarinetista de La Primitiva. Por genética, su madre es Marisa Sempere y su padre Vicente Cabanes, era fácil verle desde pequeña en rallyes, bien acompañando a su progenitor o a sus hermanos, todos pilotos: Vicente ya lo dejó y en la actualidad están en activo Nicolás y Gonzalo.

Esas ganas por salir de la rutina, le llevaron a reordenar su vida y plantearse algún desafio personal, pero no terminaba de encajar ese proyecto que le llenase tanto física como mentalmente. Hasta que en plena pandemia vio un vídeo que le terminó de convencer. Era un reportaje de una familia que había recorrido el planeta de punta a punta sin utilizar el avión: a pie, en coche, en tren o en ferry. Lo que definitivamente le conmovió fue el final de esta historia. Al llegar a Barcelona, decidieron hacer a pie el trayecto de regreso a Alemania, de donde eran. Esas imágenes le conectaron con su querido y añorado Alcoy y con Zúrich, la ciudad en la que residía desde hace años, donde estaba su futuro laboral y también su pareja.

El ‘click’ definitivo en su cabeza llegó en noviembre pasado, cuando cansada de un trabajo tan estresante, de mucha exigencia laboral, decidió desvincularse de la empresa en la que llevaba ocho años, abriendo así un periodo de reflexión personal que no sabe hasta donde le llevará.
“Vivía en una vorágine en la que nunca veía el momento adecuado para llevar adelante un cambio de vida y hacer aquello que realmente te llena. En el trabajo muchos compañeros había entrado en una desesperante situación emocional y cada vez estaba más convencida que no compensaba seguir por ese camino. Pensaba que con este desafío iba a poder desarrollar una serie de habilidades de mi personalidad que desconocía y fue cuando me lancé a seguir adelante y escucharme”, relata María Cabanes sobre los principios del reto “Zurich Alcoi by foot”, que es el nombre en inglés con el que se puede seguir este proyecto en solitario en las redes sociales.

Entonces puso fecha: el pasado martes 1 de marzo. Ese día, con su partida desde Zúrich, se ponía en marcha un crono vital que le deben llevar a completar los 2.500 kilómetros que aproximadamente separan esta urbe suiza de Alcoy. “Es mi particular viaje del peregrino, pero con el estímulo de ir desde mi casa a la otra casa que tengo”, explica en pleno viaje.

Durante este viaje iniciático –”un caminar hacía tus orígenes”, según confiesa–, María Cabanes utilizará el sistema de rutas europeas tratando de evitar las grandes ciudades y buscando aquellos recorridos más amables para un senderista. Serán jornadas con tiradas entre 25 y 30 kilómetros que en estos primeros días está consiguiendo completar sin ningún problema y aún sobrada de fuerzas, aunque no quiere forzar la máquina por lo que le pueda venir cuando llegue a territorio francés. Precisamente en ese momento del desafío en solitario, tendrá una idea más cercana del tiempo total que le puede llevar este viaje, que se puede alargar hasta finales de mayo, según sus propias palabras.

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