Llega para quedarse

Mucho me equivocaría pero este Deportivo ha llegado al liderato para quedarse mucho tiempo. Será difícil bajarle de ahí después de lo visto en el primer mes de competición.

Mientras que sus rivales más directos tratan como pueden de cogerle el aire a la competición, los de Vicente Parras han puesto velocidad de crucero y ya se han quedado solos al frente de la tabla. Tiene mucho mérito lo que han conseguido, sumar cuatro victorias de cuatro partidos disputados, algo que nunca se había logrado en Tercera División, ni siquiera aquel Alcoyano de los récords con Boli como gran referente, que logró ganar los tres primeros y en el cuarto cedió un empate.

Este Deportivo no es un diez en nada pero sí un ocho en muchas cosas. No es un rodillo como aquel equipo dirigido desde el banquillo por Pepe Aroca que acabó la temporada con más de un centenar de goles, pero es un auténtico dolor de muelas para sus rivales, porque será difícil verle bajar los brazos.

El domingo lo pudo hacer, hubiera podido conformarse con el empate inicial, nadie hubiera levantado la voz, se jugó en unas condiciones complicadísimas, no solo por el escenario y la lluvia, también por la racanería del rival, pero siguió teniendo la victoria entre ceja y ceja. En ese arreón final, Juli pudo marcar en el tiempo añadido y luego vino el gol del capitán cuando pasaban cuatro minutos del descuento. En la jugada, fue un lateral (Pablo Carbonell) quien puso el balón de banda, lo peinó Pau Franch que se llevó a tres defensores y detrás estaban para empujarlo un mediocentro (Diakité) y otro lateral (Navarro), que acabó siendo quien logró marcar. El Alcoyano estuvo asumiendo riesgos hasta la última jugada, lo que engrandeció aún más su victoria y hace pensar que va a ser difícil frenarle si sigue por el camino actual.

Quizás no sea un equipo que acabe enamorando y sea recordado con el paso de los años como aquel Alcoyano de los récords, pero cada vez más me recuerda al Deportivo de hace tres temporadas con Seligrat al mando, un equipo fiable, de pocos alardes, pero tremendamente efectivo que hacía de la estrategia y el balón parado sus señas de identidad.

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