León dormido

Con el cuerpo aún relamiéndose de las heridas por la eliminación copera, es hora de hacer balance. La primera reflexión que me viene a la cabeza es donde estábamos hace no mucho cuando purgábamos una pésima gestión que se venía arrastrando de años, donde estamos ahora con el reconocimiento de la España futbolística rendida ante las gestas del equipo de La Moral, y hasta donde puede llegar una plantilla lanzada en la competición liguera con el mérito de conseguir hacer el viaje inverso de los clubes llamados a estar arriba: mientras ellos han ido perdiendo fuelle en las últimas semanas, el Alcoyano iba agrandando su figura hasta convertirse en el conjunto más en forma y temido con esas seis jornadas sin perder.

El formato de esta temporada hace que un calendario tan cargado de partidos no permita ni recrearse en las victorias ni lamentarse en las derrotas. El Alcoyano se acostó triste por la eliminación pero se levantó ayer sabiendo que hay que levantar la vista porque mañana toca jugar otra vez y no un partido cualquiera, se visita la casa del líder.

Igual el lunes, con la perspectiva del tiempo, a alguien le entre cierta nostalgia pensando que su Alcoyano, su querido Deportivo, ese león dormido que llevaba tiempo sin asustar a nadie, más bien daba lástima por la dejadez en la que había entrado, no terminó metiendo la cabeza entre los ocho mejores de esta edición de la Copa del Rey.

Ni un reproche, ni una mala cara. Al contrario, solo agradecimiento. Tardará en olvidarse y dentro de un tiempo celebraremos que hace cinco, diez o veinte años, el Alcoyano fue capaz de eliminar al Real Madrid en la prórroga y jugando con diez y que el Athletic, el supercampeón de la Supercopa tras vencer a Madrid y Barça, tuvo que poner sobre el tapete del Collao a toda su artillería pesada para evitar que el Deportivo se le terminara subiendo a las barbas tras el golazo de Pablo Carbonell antes del descanso. El Alcoyano cayó de pie y con las botas puestas. Ese debe ser su mayor alegría. Esa y que en una época tan difícil por la pandemia toda una ciudad se sintió orgullosa de su equipo de fútbol y que muchos jóvenes –y no tan jóvenes– han lucido con pasión la camiseta del Alcoyano en el colegio, la calle o en casa.

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