Las leyendas traen de regreso al squash
Jacobo Montava acaba de proclamarse subcampeón de Segunda Sategoría y pasa a competir al máximo nivel en la comunidad valenciana

Jacobo Montava ha vuelto. Después de dos décadas alejado del squash, ha retomado la raqueta con una pasión renovada y una humildad que refleja su amor por este exigente deporte. “El squash es un deporte exigente, que requiere de mucha técnica, pero que engancha”, confiesa.
Su historia comienza en las pistas del Olympia, donde, con apenas 8 o 9 años, descubrió este deporte de moda a comienzos de la década de los 90. Recuerda que “todas las tardes a las cinco estábamos los cuatro allí. Nos daban clase Julio Latorre. Era mi rutina diaria, pero también la de Rafa Juan, Juan Picó y Santi Cooper”.
A los 17 años cambió el squash por el hockey línea y sus estudios lo llevaron lejos de casa. Aunque jugó alguna partida esporádica, su práctica quedó en pausa, hasta los 38 años, cuando de nuevo volvió a empuñar una raqueta. “Me reencontré con Manolo Candalija. Nos levántábemos a las 6,30 de la mañana. Era increíble. Pero aquella rutina también terminó, se tuvo que mudar y me quedé sin poder entrenar con un compañero de mi nivel, con lo que terminé dejándolo otra vez”, admite
Fue con 44, hace apenas un año, cuando el squash volvió a aparecer en su vida, de nuevo de la mano de Julio Latorre, que por entonces estaba tratando de recuperar su práctica con algunas viejas glorias. “Hicimos una partida entre leyendas”, comenta con una sonrisa, “y aquello fue suficiente para volverme a enganchar. Desde entonces no he parado”, confiesa Montava, al que le ha vuelto a picar el gusanillo de la competición, combinando los torneos sociales de Olympia con el circuito autonómico de squash, en el que se ha destacado como uno de los mejores jugadores de la Comunidad Valenciana.
Al no tener ránking, ha tenido que empezar de cero, disputando la segunda categoría, que de inmediato se le ha quedado corta. Un buen ejemplo fue lo sucedido el pasado fin de semana, en la competición que se celebró en Olympia, que organizó el campeonato absoluto de Segunda Categoría de la Comunidad Valenciana.
Para Jacobo Montava fue una doble alegría, ya que consiguió llegar a la final y, por consiguiente, se ganó la plaza para comenzar a competir en Primera Categoría. “Para subir a Primera tienes que ganar o llegar a dos finales en Segunda. La gente que gana en Segunda le quita el sitio a otros, así que es justo que suban”, explica.
Sin embargo, reconoce que no sabe si está preparado para dar el salto, puesto que en Primera se encontrará a los mejores jugadores de la Comunidad, algunos de los cuales estrán entre los mejores del ránking nacional: “No sé si tengo el nivel de Primera, pero lo intentaremos. En Primera hay que entrenar mucho y en serio. Los puntos son largos y necesitas estar muy en forma”.
Su dedicación actual incluye dos sesiones semanales de una hora y media junto a jugadores como Paco Miró, Carles Vicens, Manolo Candileja, Pablo Degrado o Loren. Además, participa en las liguillas internas de Olympia que se disputan cada dos meses para medir el nivel competitivo.
El squash vuelve a practicarse en la ciudad en gran medida por el empeño de Julio Latorre después de más de dos décadas de no jugarse, cuando nuestra ciudad era en la década de los 90 una de las grandes potencias de este deporte en la Comunidad Valenciana. El auge del pádel golpeó con fuerza al squash en Alcoy, una ciudad que vivió su particular época dorada. “En Olympia había cuatro pistas llenas cada día, cien personas participando y campeonatos enormes”, rememora Montava. Con el tiempo, dos pistas se transformaron en máquinas de gimnasio y box de crossfit. Las dos que quedaban casi desaparecen, hasta que Julio Latorre reactivó la pasión hace año y medio.
“El pádel es más cómodo y más social, pero si te gusta el squash, te aburres con el pádel. No tiene el mismo ritmo, esfuerzo y exigencia. Lo he probado alguna vez, pero solo para pasar el rato”, comenta. Y añade: “En el pádel juegas con dos, la pista es más pequeña, y la técnica es otra y la metodología también. Además, el pádel es al aire libre y el squash es en pista cerrada, por lo que sudas más”.
Hoy en día, aunque el nivel no es el de antaño, el squash resiste. Montava cree que el futuro depende de las nuevas generaciones: “No se imparten clases como antes, y la técnica cuesta mucho. Sin chavales de 10 o 12 años será difícil retomar el nivel de antes. Aunque empieza a haber algunos niños interesados, la técnica es lo que más cuesta”.
A pesar de ello, destaca que el deporte sigue siendo atractivo: “Es muy divertido, exigente y con media hora que juegues ya has hecho ejercicio. Es un deporte de mucho cardio, te mueves mucho, sudas y te pones en forma. Ya no solo como deporte competitivo, sino divertido”. Además, el hecho de que en el Olympia no se pague por pista es una gran ventaja frente a otros clubes de la Comunitat Valenciana, donde el coste puede ser una barrera: “Eso tira mucho para atrás. Aquí es gratis y eso facilita que más gente se anime”.
A sus 45 años, Jacobo mantiene una meta sencilla y muy humana: “Me gustaría ganar una prueba en el Olympia, sobre todo a Pablo de Grado —dice entre risas—. No sé si llegará ese día porque ha sido nuestro mejor jugador y sigue a un nivel muy alto”.
Reconoce que el nivel de Primera exige más de lo que él puede dar ahora mismo: “No aspiro a mucho más. Competirle a Pablo de Grado algún partido, ganarle en un social o en las 24 horas del Olympia… con eso me conformo”, concluye el alcoyano.