La venta de palmas, una tradición que perdura

Aunque su especialidad es la flor cortada, hace 25 años decidieron sumar a su oferta la venta de palmas después de recibir numerosas consultas de clientes

La venta de palmas, una tradición que perdura
Luis Cazorla, en la parada del Mercat de Sant Roc en la que vende palmas para el Domingo de Ramos. | ALDEMAR

El Día de la Palma o Domingo de Ramos está muy cerca y, con él, resurge uno de los negocios más singulares y tradicionales de la primavera: la venta de palmas. Aunque se trata de una actividad estacional, para algunas familias supone un momento clave del año. Tal es el caso de Flores Cazorla, una empresa familiar de Novelda que lleva más de seis décadas dedicada al cultivo de flor cortada y plantas. En ella trabajan cinco hermanos, cada uno al frente de una parte del negocio, consolidado en el Mercat de Sant Roc desde el año 2000 y con presencia en localidades como Ibi, Altea, Calpe y l’Alfàs del Pi.

Aunque su especialidad es la flor cortada, hace 25 años decidieron sumar a su oferta la venta de palmas después de recibir numerosas consultas de clientes. “La gente nos preguntaba si teníamos palmas y al final decidimos ofrecer ese servicio puntual”, cuenta Luis Cazorla, uno de los hermanos.

Las palmas que comercializan no son de producción propia, puesto que su elaboración es un arte que se mantiene viva en manos de artesanos de Elche. “Es un trabajo totalmente manual, sin maquinaria, basado en la tradición y el saber hacer”, explica. Por eso, apenas finaliza la Semana Santa, se ponen en contacto con los productores para planificar la campaña del siguiente año. La previsión es esencial, pues al ser un proceso artesanal, se requiere tiempo para satisfacer la demanda.

En cuanto a las preferencias del público, las palmas más trabajadas son las favoritas para los más pequeños. “Hay modelos específicos para bebés de uno o dos años, y a partir de los seis o siete, se suele optar por palmas lisas”, explica el florista. En total, Flores Cazorla trabaja con doce variedades distintas, que se diferencian por el tamaño, el diseño y el grado de elaboración. “Tenemos modelos para todos los gustos”, continúa Luis.

Sin embargo, como ocurre con muchas tradiciones, la venta de palmas también enfrenta desafíos. La participación ha disminuido entre los jóvenes, que en muchos casos no acuden ni en la iglesia ni al acto simbólico de llevar la palma. “Aunque en algunas zonas como Alcoy la tradición se mantiene viva, en otras ha decaído notablemente. A esto se suma que cada vez hay menos vendedores que se arriesgan con esta campaña puntual”, sigue Luis. De hecho, en el Mercat de Sant Roc, Flores Cazorla es el único lugar que continúa vendiendo palmas.

A pesar de las dificultades, esta familia mantiene precios accesibles desde hace quince años, con palmas que van desde los 2 hasta los 10 euros. Frente a supermercados que ofrecen productos embolsados desde hace meses y a precios elevados, Flores Cazorla apuesta por la frescura y el trato directo: cada palma se entrega acabada de sacar del saco y empaquetada en el momento. “Esto se nota en la calidad”, asegura.

Así, en medio de la primavera, la venta de palmas continúa viva gracias estos comercios, que no solo venden un producto, sino que cultivan una costumbre que resiste al paso del tiempo.

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