La singularidad del Alcoi Rugby Club
Rubén Crespo es el presidente de un club que lleva tres años en marcha y que une a tres ciudades, con jugadores de Elda y Caudete
Hasta no hace mucho, nuestra ciudad era la única de toda la Comunidad Valenciana de más de 50.000 habitantes sin equipo federado. Los tres intentos que hubieron, dos a nivel local y uno en la comarca, terminaron fracasando. Tuvo que ser la propia Federación de Rugby de la Comunitat Valenciana quien se preocupara de remover los cimientos de un deporte reducido a los recuerdos, poniendo todos los medios a su alcance, mientras que las redes sociales actuaron como altavoces y también de correa de transmisión de los nuevos tiempos que se abrían paso, esta vez sí, con el recorrido deseado. Fueron inicios nada sencillos. Lo más normal era que aquellos intentos hubieran terminado viniéndose abajo. Hacía unas pocas semanas que se habían programado los primeros entrenamientos del regreso y la asamblea constitutiva del Alcoi Rugby Club coincidió apenas unos días antes de que explotara la pandemia y se decretara el estado de alarma por el coronavirus.
No quedó otra que organizarse desde casa. Al frente de todo aquel movimiento se situó Rubén Crespo. Este analista informático de 39 años había probado jugar al rugby en su último curso como universitario. Por motivos de trabajo tuvo que trasladarse durante un par de años a Sabadell, donde su afición por el deporte del óvalo lejos de mermar, fue en aumento, pero que encontró el obstáculo de su regreso a nuestra ciudad. Aquello supuso un parón, hasta que un día, a través de las redes sociales, sintió curiosidad por lo que estaba promoviendo la Federación de Rugby de la Comunitat Valenciana. Coincidió también en un momento de transición en su vida laboral, en la que disponía de más tiempo libre, “por lo que me liaron y terminaron por convencerme”, recuerda.
Rubén Crespo confiesa que “desde siempre me había llamado mucho la atención el rugby. Me sentía identificado en los valores que promueve. Ese dicho tan extendido que lo consideran un deporte de caballeros jugado por villanos, me llevó hasta él y terminó por atraparme. Una vez que estás dentro, esa unión, el compañerismo que hay, el respeto al rival y al árbitro, la posibilidad de departir con tus compañeros y los rivales en el tercer tiempo, le hace distinto y quien lo prueba, no le deja indiferente y se queda. El rugby realza el trabajo en equipo y el esfuerzo en común”, resalta Rubén Crespo, quien además de jugador del Alcoi Rugby Club es su presidente y también echa una mano si hace falta en la formación de la cantera, sabedor de que el futuro del club pasa por cuidar la base.
Son un grupo de unos quince chavales entre 13 y 17 años, que solo entrenan dos veces por semana, los martes y los jueves a partir de las siete. Aquel que quiere competir, el ARC tiene un acuerdo con el Akra de Alicante para cederles y así que se fogueen en los campeonatos oficiales. Quien alcanza la mayoría de edad ya pasa al primer equipo, que está inscrito en la Tercera Categoría de la liga territorial, en la que sus progresos son más que evidentes, aún no para soñar en un ascenso de categoría, pero sí para darse unas alegrías como esas tres victorias consecutivas con las que cerraron la primera fase de la liga. Esta última semana iniciaron la segunda, también con triunfo en Gandía. Además de los de La Safor, tendrán por rivales a Paterna, Montcada, Tatami Valencia, Albaida y Les Abelles B Valencia.
Ante la dificultad de reunir una plantilla con 30 fichas –el Alcoi Rugby Club practica el Rugby a 15 o Unión como es más conocido– se han fusionado con Caudete y Elda. “Nos lo pidieron, a nosotros también nos venía bien y la verdad es que hemos formado un bloque interesante”, apunta. Entrenan los martes y los jueves, de ocho a diez de la noche, habiendo semanas en las que los jueves realizan un entrenamiento conjunto en Elda, que es el punto intermedio entre las tres poblaciones.
Estas Navidades, como regalo de Reyes, estrenaron equipación propia, la primera del club, puesto que en estas tres temporadas estaban compitiendo con la ropa prestada del desaparecido Muro Rugby Club. “Subsistimos como podemos, de pequeñas aportaciones. En el club tenemos empresarios, estudiantes, padres de familia, hijos… un poco de todo. El año pasado intentamos hacer campaña en grandes empresas y solo nos contestaron tres. Decidimos cambiar de estrategia. Nuestro mejor altavoz es el boca a boca y que hablen bien de nosotros. En el equipo hay empresarios o relación con alguien que tiene un negocio. Así vamos, poco a poco. La nueva equipación es todo made in Alcoy: el diseño, la impresión y la confección”, explica el presidente del Alcoi Rugby Club, quien solo pide una cosa: poder entrenar y jugar en un césped menos abrasivo que el del campo Manuel Moreno Cabanes.
Está convencido de que ayudaría mucho a su deporte el disponer de una instalación propia. “Así, con unas porterías que se montan y desmontan, es difícil que alguien se percate de que se juega al rugby en la ciudad”, admite Rubén Crespo, quien reconoce que uno de los grandes tesoros del rugby es el tercer tiempo, que se “juega” una vez ha terminado el partido y en el que el conjunto local invita al visitante, celebración a la que se suma el árbitro e incluso las familias de los jugadores y los espectadores. “Existe muchos prejuicios en torno al rugby, nos tachan de rudos o tener mala fama, pero muchos mitos acaban en ese tercer tiempo. Es algo que no existe en otro deporte y engancha”, explica. Cada club tiene su forma de agasajar al contrario. En el Alcoi Rugby Club utilizan como un sello de marca las bandejas de coca con tomate y cebolla. “Al fin y al cabo es algo nuestro, de aquí. Vuelan y a los rivales les encanta”, asegura.