La piña que nos podemos dar

Vamos a toda velocidad por una carretera sinuosa con un vehículo histórico cuyo mantenimiento brilla por su ausencia; edificios en ruinas, malos olores en algunas calles, cucarachas en otras, una señalización horizontal y vertical descuidada y sin concordancia entre ellas y cuando llueve hay goteras. Y sin rumbo fijo.

Desde hace años este vehículo histórico, en el que vamos subidos cerca de sesenta mil pasajeros, ha sido manejado por conductores que no han marcado un destino claro y conciso. Nos han llevado por donde a ellos más les ha convenido argumentando que era el camino correcto, y el tiempo ha revelado lo contrario. En alguna ocasión, hemos tenido que hacer marcha atrás por habernos metido en un callejón sin salida e incluso hacer maniobra para salir de algún que otro atolladero.

Es justificable que antaño se equivocaran de carretera por la falta de recursos tecnológicos que si hay en la actualidad como el GPS. Digo se podría justificar, no que se justifique realmente porque existían mapas con los cuales se podía trazar un itinerario hasta el destino adecuado.

Los diversos conductores que han conducido este vehículo histórico que, dicho sea de paso, carece de distintivo de vehículo histórico, también han dado algún que otro roce o golpe fuerte que nos ha costado el dinero a todos los pasajeros.

Llevamos la ITV caducada desde hace muchos años y ninguno de los que se ha puesto al volante se ha interesado en mirar la documentación para saber cuándo hay que pasarla. Simplemente, se han acomodado en sus sillones y carretera y manta.

Quienes están ahora al volante justifican su conducción temeraria objetando que los anteriores conductores también han conducido de esa forma. Como ellos subieron el puerto de montaña de la ‘Rosaleda’, el cual después de muchos años hemos tenido que bajar a toda prisa y casi sin frenos. O como ellos, circularon por la nacional del ‘Boulevard’ a sabiendas que es más una vía para vehículos deportivos que para utilitarios, y todo ello sin tener en cuenta la opinión de los casi sesenta mil pasajeros que llevaban a bordo. El actual conductor hace lo propio tomando la ruta del puerto de montaña de la “Peatonalización” que, por cierto, también hemos tenido que bajar a toda velocidad y casi sin frenos. Se han metido en la nacional del “Carril Bici” haciendo caso omiso de las opiniones de los pasajeros que transportan. Incluso argumentan la subida de las reparaciones, como el impuesto de la basura, equiparando un utilitario como el nuestro con un deportivo como Benidorm. Señores conductores, existe un principio básico en Seguridad Vial que reza así: “Los errores de los demás no tienen por qué justificar los nuestros”.

Llevamos la ITV caducada desde hace muchos años y ninguno de los que se ha puesto al volante se ha interesado en mirar la documentación para saber cuándo hay que pasarla. Simplemente, se han acomodado en sus sillones y carretera y manta.

Y ahora, circulamos por la autopista de ‘Rodes’ donde no existe límite de velocidad con un vehículo histórico, sin la potencia suficiente, sin el mantenimiento adecuado y la ITV caducada. Con el vehículo en estas condiciones y a esta velocidad tan frenética a la que circulamos, aunque la carretera esté en buenas condiciones, la “piña que nos podemos dar puede ser inconmensurable. Pero siempre la podemos utilizar para ir de siete a ocho al supermercado de moda a buscar pretendiente.

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