La información en tiempos de crisis

Vivimos en un contexto de creciente polarización y una crisis de valores que afecta a muchos aspectos de nuestra sociedad, y el periodismo no es la excepción. De hecho, me atrevo a decir que es donde más se refleja. Los medios de comunicación, que alguna vez fueron pilares fundamentales en la búsqueda de la verdad y la objetividad, hoy enfrentan desafíos mucho mayores que los problemas económicos. En un escenario marcado por la competencia de las plataformas digitales y las redes sociales, el papel del periodista se ha visto trastocado. Las noticias ya no solo las crean los grandes medios, sino que cualquier persona creativa, con un móvil y una cámara, se puede convertir en generador de opinión, y esto les obliga a los medios tradicionales a convivir, les guste o no, con ellas. Estos problemas han afectado al periodismo y, en muchos casos, los propios medios han caído en las mismas prácticas de parcialidad y desinformación que critican en otros.

Bajo mi experiencia profesional también en medios de comunicación tradicionales, creo que es innegable que el periodismo atraviesa momentos complicados y que estos tiempos convulsos no son nada nuevo para él ni para las empresas de comunicación.

Algunos de ellos, para sobrevivir, son capaces de acusar a otros de mentir y de sostener que su medio es el único que ofrece información verificada, contrastada y libre de manipulación. Mientras tanto, señalan a sus competidores como los culpables de publicar noticias falsas, sin el más mínimo reparo. El resultado es un ambiente de desprestigio, donde se descalifica al compañero de profesión. Y lo más irónico es que, muchas veces, el dedo acusador tampoco se toma el tiempo de contrastar la información, de tomarse el tiempo para hablar, preguntar e investigar la información que les llega, que es, al fin y al cabo, la verdadera labor del periodista: ofrecer datos que se aproximen a la realidad de forma objetiva, y no simplemente emitir opiniones.

Incluso algunos periodistas se atreven a acusar a los gabinetes políticos que están en la oposición en las administraciones públicas de enviar comunicados plagados de mentiras con tal de seguir construyendo el relato que más les interesa. Y, en este sentido, resulta curioso observar cómo, en la misma dirección, los medios también caen en la tentación de presentar versiones de los hechos que responden más a los intereses de un tercero que a la objetividad. ¿Acaso no estamos olvidando que muchos medios también eligen qué temas destacar y cómo mostrarlos, dependiendo de su orientación política o intereses económicos? A veces, es demasiado evidente que algunos medios colaboran en la creación de una narrativa favorable al gobierno de turno, lo que impacta negativamente en su credibilidad.

Y es que, cuando un periodista se alinea con intereses de cualquier tipo, el resultado no es información imparcial, sino contenido sesgado que busca influir más que informar. Este tipo de periodismo no busca ofrecer la verdad, sino construir una realidad que favorezca a quienes financian o respaldan esos medios.

Un medio de comunicación debería ser un canal a través del cual la ciudadanía acceda a información lo más imparcial posible, permitiéndole al público formar su propia opinión y decidir dónde se encuentra la verdad. Sin embargo, me temo que esto se ha convertido en una utopía. Algunos seguirán perpetuando sus sesgos e intereses, acusando a otros de mentir, solo para beneficiar a quienes los financian y desprestigiar a aquellos que no lo hacen.

NEUS ÚBEDA. Secretaria del PP en el Ayuntamiento de Alcoy y Periodista

 

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