La historia de una pionera al volante que condujo el cambio

La alcoyana Carmen Sánchez fue la primera conductora en la Comunidad Valenciana

La historia de una pionera al volante que condujo el cambio
Hace dos años, Carmen dejó de conducir debido a unos problemas de rodilla. Aquí, posando en la estación de autobuses, con un autobús de La Alcoyana al fondo. QUIQUE REIG

Durante siete décadas los autobuses de La Alcoyana han transportado a miles de usuarios y han contado con el apoyo constante de sus conductores y trabajadores. Entre todas las personas que han escrito en las páginas de su historia cabe destacar el nombre de Carmen Sánchez, primera mujer conductora de autobuses de la Comunidad Valenciana.

Sánchez comenzó su carrera en la empresa de transporte en 1989 y estuvo 35 años a su servicio. A los 28 años, Carmen se convirtió en la primera mujer conductora de autobuses de la compañía y de toda la Comunidad Valenciana gracias a La Alcoyana, única empresa que le brindó la oportunidad de iniciar su carrera profesional como conductora, un hecho que marcó un antes y un después en su vida.

Antes de dedicarse al transporte urbano, Carmen soñaba con ser policía, pero no logró cumplir con el requisito de altura por solo dos centímetros. Ante esta limitación, y alentada por su hermano, quien era conductor de camiones internacionales, Sánchez decidió seguir su pasión por la conducción. Así, se aventuró en el mundo de los autobuses, haciendo historia como la primera mujer en serlo en toda la comunidad autónoma.

“Al principio supuso un shock tanto para la gente como para mis compañeros. Además, era muy llamativa, era rubia, llevaba coleta y me llamaban la Rubia del bus”, recuerda Carmen. La Alcoyana le ofreció 15 días de prueba junto a otro compañero, y después de superar este periodo inicial, le hicieron un contrato. Sus primeros viajes fueron por Banyeres, Alcoleja, Quatretondeta, Penàguila,Famorca y Fageca, lo cual fue todo un reto para una conductora principiante. Más adelante, Carmen amplió sus trayectos a viajes más largos, incluyendo recorridos a Alicante y servicios para colegios.

Ser pionera en un campo dominado por hombres no fue tarea fácil. Carmen enfrentó comentarios y actitudes desafortunadas. “Siempre he valorado mi trabajo porque era lo que me gustaba, pero muchas veces me he sentido mal por comentarios tanto de la gente como de mis compañeros. Recuerdo a señores de verme al volante y decir que no subían porque era una mujer. También, un día en la puerta de un colegio vi a un grupo de padres reírse y acercarse a mí y preguntarme, en tono de burla, si se pincha una rueda, ¿qué haría?”.

A pesar de estos hechos, Carmen siempre llevó su vocación con orgullo. Se tomaba cada ruta muy en serio, estudiándola hasta el más mínimo detalle. “Cada vez que me mandaban a un nuevo trayecto iba antes con el coche para ver cómo era y así tenerlo preparado para hacerlo con el autobús”, comenta.

De todos sus años como conductora, su etapa más memorable fue en Masatusa, Alicante. “Allí encontré un ambiente de compañerismo puro. Lo primero que les dije cuando entré fue que, era mujer, pero quería que me tratasen igual, y así lo hicieron. Me tuvieron en cuenta en todo momento y fueron los cinco años más bonitos”. De entre todos sus trayectos, la conductora también destaca un viaje a París como uno de los más bonitos de su carrera.

Hace dos años, Carmen dejó de conducir debido a unos problemas de rodilla. Ahora, con la perspectiva que da el tiempo, se siente orgullosa de su camino recorrido. “Ahora hay tres mujeres conductoras en Alcoy y cuando las veo me encanta, aunque pienso que podría haber más. Pero también entiendo que es una profesión muy sacrificada y te tiene que gustar mucho. Yo me sacrifiqué mucho por la profesión, pero fue todo un placer”, concluye.

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