La herida cerrada de Carlos Climent
Hace un año el orgullo deportivo de Carlos Climent quedó tocado. En un lugar recóndito entre la frontera de Escocia con Inglaterra sus sueños de ultrafondista se vinieron abajo por una confusión al carecer de un inglés fluido. La organización de la Spine Race, considerada como la carrera más radical de Gran Bretaña y una de las más duras del planeta, le obligaba a abandonar cuando se veía con las fuerzas suficientes para seguir. En el viaje de regreso, mientras miraba la gran cantidad de mensajes de apoyo recibidos a través de las redes sociales, se prometió a sí mismo volver.
Este ultra alcoyano, que en sus inicios hizo historia para el deporte de nuestra ciudad al convertirse en 1998 en el primer atleta local –y hasta ahora único– en clasificarse para una final del Campeonato de España de pista en 60 metros vallas, acaba de regresar feliz de Kirk Yetholm, la pintoresca localidad escocesa en la que hace unos días terminó la Spine Race 2019. “Decidí volver con todas las consecuencias, es muy fácil en una carrera de estas características quedarte otra vez en el intento, quizás otro en mi lugar no lo hubiera hecho pero yo quise quitarme esa espina que se me quedó clavada. En ningún momento tuve la sensación de que la carrera dominaba a la persona”, ha explicado en su regreso.
El desconsuelo, las lágrimas que acompañaron su abandono del año pasado tras diez meses de intensa preparación, fueron sustituidas por una enorme satisfacción interior, el consuelo del deber cumplido y de haber cerrado una etapa. “No se me escapó ninguna lágrima, igual cuando pasen estos días y todo se haya tranquilizado, suelte alguna al pensar lo conseguido. Verdaderamente me he sorprendido a mi mismo no exteriorizando demasiado lo que interiormente ha sido cumplir un sueño de muchos años”.
Foto: Carlos Climent con la medalla de finisher y la bandera de Alcoy.