La excepción que confirma la regla

Lirios Rovira acaba de renovar como directora deportiva en el Mutua Levante NB Alcoi, cargo que comparte con ser entrenadora y jugadora

Los clubes son el espejo de su historia, pero muchas veces acaban siendo el reflejo de sus dirigentes, de las personas que, bien en el apartado técnico o directivo, están al frente de las entidades. Es lo que ocurre de unos años a esta parte en el Nou Basket Alcoi, la entidad heredera de aquel histórico Esclavas que en la década de los 70 llegó a pisar la élite del baloncesto femenino español.

Desde hace cinco temporadas, camino ya de la sexta, al frente de la parcela deportiva del Mutua Levante NB Alcoi, se sitúa Lirios Rovira, una especie de multiusos deportivo por la cantidad de cargos que es capaz de aglutinar en una misma temporada, desde jugadora, entrenadora y directora deportiva, incluso encargada de las redes sociales, que le hacen ser una pieza indispensable, casi maestra, dentro del engranaje del club, alrededor de la cual giran los 270 jugadores y jugadoras (170 federados y 100 escolares) con los que se cerró el último curso, desde minibasket, que son los que se están iniciando en el deporte de la canasta, hasta los que disputan competiciones federadas en categorías nacionales, que son los dos séniors de la entidad.

Esta semana se encuentra al frente del Campus Paco Doménech, con 64 alumnos en esta edición, 43 de los cuales pernoctan y conviven las 24 horas. Habla mucho de la versatibilidad de Lirios Rovira, que no hace demasiado acaba de cerrar el fichaje del entrenador del sénior masculino de Primera División Nacional y todavía tiene muy fresco el subidón que supuso ganar la final autonómica como jugadora y entrenadora del sénior femenino, con lo que la próxima temporada el equipo seguirá en Primera División Nacional.

“Todavía no tengo decidido si voy a continuar jugando. Quiero tomarme unas semanas de reflexión. Entrenar sí que lo voy a seguir haciendo”, confirmó a sus casi 40 años, que cumplirá en septiembre próximo, lo que dice mucho de su pasión por el baloncesto, un deporte que le atrapó cuando era alevín y que en los últimos años se ha convertido en su profesión.

“Muchas veces me gustaría desaparecer. Es un trabajo agotador. Está claro que el baloncesto es mi pasión, es lo que he hecho siempre desde que era una niña, pero son 7 días a la semana, 24 horas sin desconectar. A veces recibo mensajes en el móvil de madrugada. Entre el desenlace de las competiciones de los dos séniors y que las ligas escolares terminaron más tarde, la temporada se ha hecho muy larga, demasiado”, confiesa.

Lo dice también por todo lo que le ha tocado sufrir como entrenadora-jugadora del sénior femenino, con una final cada jornada que disputaba desde enero pasado. “Fue una locura absoluta. Desde que supimos que íbamos a caer al grupo de abajo, el objetivo a partir de ese momento fue pensar en ganar la final autonómica. Era lo único que nos valía para agarrarnos a la permanencia”, indicó.

Fue una contrarreloj de cuatro meses saldada con esa victoria en la final disputada en Canals. “Veías las rivales y cada vez eran más complicadas. Por plantilla, nunca lo hubiéramos conseguido, enfrentándonos a equipos con jugadoras de Liga Femenina 2. Afortunadamente el equipo fue creciéndose a medida que aumentaban las dificultades con una plantilla que mezclaba jugadoras veteranas con otras que venían del júnior y eran debutantes en la categoría. Fue una combinación que acabó dando resultado y lo positivo es que todo el bloque quiere continuar el año que viene”, desvela.

Lirios Rovira sigue teniendo esa mirada romántica de un baloncesto del cual se enamoró siendo una niña y que ahora se mira como cosa del pasado. “Yo vengo de una cultura baloncestística diferente, en el que entrenar cuatro veces por semana era lo normal y ahora se asustan por hacerlo tres días. Lo habitual también era viajar a Castellón, Albacete o Murcia y ahora el ir a Valencia o que ellas venga a Alcoy es un problema. No se mira la calidad de la competición y lo único que preocupa es que sea una liga cómoda, en el que los desplazamientos sean lo más próximos posibles. Es lo que ha llevado a nuestra liga a que en tres temporadas consecutivas hayamos tenido tres sistemas de competición distinto y para el próximo curso nos han dicho que habrán otra vez cambios, se está diciendo que vuelve la liga regular y no habrán play-off tan pronto”, indica.

Su mayor orgullo cuando echa la vista atrás y hace un repaso a lo conseguido en estos últimos cinco años como directora deportiva del NB Alcoi, es ver un club “más ordenado”, con mayor información a los padres y que no para de crecer, no solo en número de equipos –actualmente son ocho los colegios con convenio de colaboración y la posibilidad de aumentar esa cifra de cara al próximo curso–, también en la calidad de sus plantillas. “Somos el único club de la zona con dos equipos séniors en Primera División. A nivel interno hay mayor involucración. Cuando hablamos de un jugador, ahora todos los entrenadores saben a quien nos estamos refiriendo, antes eso no pasaba. Pienso en cómo me gustaría que fueran los equipos y trato de aplicar esa máxima, siempre teniendo en cuenta las posibilidades de ese club”.

Cree que el baloncesto necesita acercarse más a los barrios, que hubiera más espacios públicos en la ciudad con canastas. “Raro es el sitio con una canasta en la calle que no haya un niño con un balón o varios montando un partido. Creo que falta más promoción en esa dirección, que ahora que estamos en una etapa de captación se acerque el baloncesto más a los niños, que lo conocieran como algo accesible para todos”, subraya. Lirios Rovira reconoce que van quedando atrás esos primeros años en los que cuando alguien llamaba al club y se ponía ella, “me decían si le pasaba al coordinador, confundiéndome con su secretaria”. O con el sénior femenino, “los entrenadores rivales que no me conocen se dirigen a Toni Aracil, pensando que él es el entrenador. Esta temporada todos los rivales estaban dirigidos por hombres”, pese a ser una categoría de chicas.

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