La cuesta de todo el año
El 2022 finalizó en buenos términos en cuanto a cifras de desempleo se refiere, tanto en Alcoy como en las comarcas de L’Alcoià y El Comtat, y tomando como referencia los números de años anteriores, marcados por la pandemia.
Incluso, el dato de desempleo es más bajo que antes del dañino Covid-19, cuando finalizó el 2019. Y junto a estas cifras positivas, el porcentaje de contratación indefinida ha aumentado también notablemente de hace unos años al pasado 2022, a raíz de la reforma laboral, pero que se está manteniendo en el tiempo.
Con este panorama de luces, colores y nubes de algodón de azúcar, en medio hay una gran sombra: la pérdida del poder adquisitivo de la ciudadanía.
Y es que, sí, el paro y la contratación va bien, pero el día a día de la gran mayoría de las familias no.
La pérdida de poder adquisitivo es incuestionable. Para personas de mi generación es prácticamente imposible pensar cómo lo hacían generaciones pasadas, eso de ahorrar parece que no se lleva –porque no se puede llevar–.
Todo cambia, todo avanza, todo sube, pero no todo al mismo ritmo, y ese ‘impasse’ de una deseada y necesaria regulación se convierte en una especie de limbo muy incómodo porque de repente, haces tu vida como la hacías hace unos meses –incluso recortando en muchos ámbitos– pero a final de mes, quedan bastantes euros menos. Ir a hacer la compra se convierte en un susto e incertidumbre cuando llega el momento de pagar.
Yo todavía recuerdo la famosa cuesta de enero, la de septiembre…pero es que, ¿hay algún momento del año que no sea una cuesta?
Hemos ido superando todos los obstáculos que en los últimos años algún ente extraño, alguna fuerza superpoderosa y desconocida, o nosotros mismos –porque el ser humano es el peor enemigo del ser humano– nos hemos ido poniendo los unos a los otros, pero a veces da la sensación de que no hay respiro, y de ahí, que cada vez pensemos únicamente en el presente, y todo, para tratar de mantener la cabeza en el sitio.