La conquista de América en Vespa deberá esperar
La conquista de América en Vespa deberá esperar, al menos como Emilio Turrión había imaginado, cruzando Estados Unidos desde la costa Este a la Oeste a través de la mítica Ruta 66. El farmacéutico murero tuvo que poner pie en el norte de Boston al mes y medio de iniciar la aventura a mediados de julio en Miami.
Los numerosos inconvenientes que encontró en su ruta le hicieron desistir de seguir adelante y aplazar el intento en una próxima ocasión. Uno de los principales obstáculos fue no poder llevarse su Vespa desde España por problemas de homologaciones y contaminación, además del reembolso que representaba llevársela en avión, lo que le obligó a adquirir una 150 Spring del 67 en Miami.
“Encima allí –cuenta Emilio Turrión– es una moto poco frecuente, pero además repararla o ponerla a punto es una tarea casi imposible, y aunque rodaba bastante bien, problemas mecánicos siempre surgen al ser una moto con más de 50 años de antigüedad. En Nueva York, una ciudad con más de 10 millones de habitantes, su Club de Vespa tiene solo 25 miembros. En algunos talleres ni habían visto nunca un cambio de marchas en el manillar”.
Otro problema añadido fueron los seguros, obligatorios para circular, muy difíciles de conseguir con un visado de turista y no residente. “Eran pocas las compañías que lo tramitaban y no todos los Estados lo hacían, puesto que algunos solicitaban como requisito indispensable la residencia en el país”, añadió.
4.000 KM REALIZADOS
Pese a las innumerables dificultades encontradas, Emilio Turrión pudo recorrer casi 4.000 kilómetros, centrándose en la costa Este de Estados Unidos, que los completó en algo más de 40 días durante finales de julio y principios de agosto, atravesando once Estados (Florida, Georgia, Carolina del Sur, Carolina del Norte, Virginia, Washington DC, Maryland, Pensilvania, New Jersey, Nueva York y Massachussets), en los que visitó ciudades tan importantes como Miami, Washington, Filadelfia, Nueva York o Boston.
“La distancia que solía recorrer a diario no superaban los 250 km, aunque me ocupaban la mayoría del día, ya que no por todas las carreteras puedes circular con este tipo de moto debido a su cilindrada y la velocidad máxima que alcanza la moto (50 millas/hora), además el conseguir aceite para la mezcla de gasolina era tarea difícil, igual de complicado que acostumbrarse a sus medidas: milla, galón, libra, pies… Entre los sustos que me llevé, u día circulando por una especie de autovía –algunas tenían más de diez carriles– entrando a Baltimore, un policía desde un coche MGC negro, con sus cristales tintados y sus múltiples luces y sirenas, se asomó una placa por la ventanilla para advertirme que por ahí no podía circular y que me desviara de inmediato”.
En cualquier caso, “la experiencia ha sido gratificante y enriquecedora que me ha servido para conocer gente muy interesante y solidaria. Este tipo de viajes en solitario hacen que agudices todos los sentidos y uses todos los recursos a tu alcance para ir superando el día a día”, desvela Emilio Turrión para añadir que “la inseguridad es elevada. No es lo mismo ir de turista a hoteles en buenas zonas que rutear por carreteras, calles, barrios y pernoctar de manera más económica en los extrarradios. De hecho pude ver dos robos delante de mí que me pusieron en sobre aviso, de ahí que siempre que podía metía la Vespa en la habitación”.
PRÓXIMO RETO, ISLANDIA
De vuelta a casa, ha iniciado los trámites para el traslado de la Vespa Spring 150 del 67 a España, así que la segunda parte del viaje deberá esperar para otra ocasión. Mientras tanto, lo que permanece intacto es su espíritu aventurero que le ha llevado a cruzar Europa de sur a norte en los últimos años. Su próximo reto es Islandia, recorrer los 6.000 kilómetros de ida y vuelta que nos separa de este país escandinavo al cual no ha llegado aún ninguna Vespa y él quiere ser el primero en conseguirlo.