La calle de la libertad

Siempre ha sido mi calle preferida. Incluso en sus peores momentos de degradación no he dejado de pasar por ella y, aunque me ha dolido y me duele su estado, sigue siendo para mí una calle por la que merece la pena transitar.

De pequeña, Sant Francesc representaba la libertad. Esa calle en la que me dejaban soltarme de la mano y andar sola, ya que no pasaban coches y con ello desaparecía el peligro. Además, los innumerables comercios que albergaba la hacían más agradable, mirando aquí y allá, este escaparate y el otro, y yo especialmente entusiasmada por aquellos años con El Globo, parada obligatoria cada vez que pasaba por delante.

Con el paso del tiempo Sant Francesc se convirtió en el perfecto escenario para disfrutar del ocio. Sus calles adyacentes acogieron ‘la movida’ allá por los años ochenta del siglo pasado, y lógicamente los recuerdos unidos a esta zona son más que agradables: esas primeras salidas nocturnas, las amigas, los amigos… vivencias difíciles de olvidar.

Con los años la calle cayó en un abandono, los comercios se fueron cerrando y los vecinos marchándose. Ha habido supervivientes, gente que ha resistido allí durante todo este tiempo, en el que se ha intervenido de manera muy puntual, y también valientes que han apostado por ella, que han abierto sus negocios, que han rehabilitado edificios y han invertido para instalarse en esta céntrica vía, luchando contra viento y marea.

Ahora se conoce este proyecto de reurbanización y revitalización, que busca potenciar ese corredor peatonal que va desde la Plaça de Dins a La Glorieta a través de Sant Francesc, Creu Roja, y Ramón y Cajal, y lo cierto es que abre una puerta a la ilusión. Una puerta a que en el futuro la calle Sant Francesc sea lo que fue décadas atrás, una zona de paseo, vida, ocio y comercio a la altura de lo que nos merecemos los alcoyanos y el Centro de nuestra ciudad.

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