Hablemos de España en clave política
Se suele hablar excesivamente de lo que acontece en política, más cuando pasa por la opinión de historias contadas con interés partidista. Aunque suele el criterio españolista de hoy en 2018, olvidar el origen responsable del pasado, sobre todo cuando de la Memoria Histórica se trate, pues tiene niveles de preocupación inevitable, cuando protagonizan desarrollan cierta crítica, desconociéndose en demostración de qué. Guerras, otros conflictos sociales, políticas enfrentadas, leyes ausentes en materia de derechos y formas de gobernar un país como España. Y ante cualquier crítica, quede patentada la ‘presunción de todo comentario’, en caso de que incomode la aseveración que intuyo, sin fobias temerarias.
Los destellos explosivos que contienen verborrea, utilizados para defender el pasado con cierto presente, desde los parlamentos de gobiernos de Estado, ya que presumen asiduamente, lanzando dardos viperinos a los oídos del pueblo. Pues ¿qué es eso de que el franquismo no fue un golpe de Estado, cuando se reunieron en Burgos unos cuantos militares y algunos civiles, sentenciando la suerte del pueblo español; teniendo en cuenta que la Historia los tiene registrados con nombre y apellidos? No vaya alguien, desde otras generaciones a venir con licencia de corso, argumentando que aquello, no fuera golpe de estado a la II república, pactando entre unos cuantos pensamientos fascistas, que luego sería una guerra civil, como todos sabemos. ¡Largos años de miseria sufriría el pueblo español, por esa conducta de aquellos parásitos endémicos en el poder, sin más leyes que las bendecidas por Roma.
Más tarde conoceríamos el 23-F, que fuera ‘un golpe de estado’, sin más éxito que haber sembrado el germen enfermizo, imitando a los del golpe de Estado en Burgos, para el alzamiento militar, con Franco y los suyos a la cabeza.
Y resulta que son conocidos como ‘golpe de estado’, al no saber gobernar a los españoles, los cuatro millones de parados que tiene este país.
Igualmente es golpe de estado nacer pobre, vivir pobre y morir pobre. De esto no saben nada los gallos de pelea en política, desde el momento en que saben qué es la miseria, donde está y no saben amortiguar, cuando menos, gobernar hasta que ricos y pobres puedan disfrutar la misma condición de subsistencia para convivir.
También es golpe de estado, ver que la selección de la especie, se reparte la condición de poder vivir con la garantía que ciertas leyes fueron legisladas con la osada suerte que acredita ser inmunes, porque se le concede el privilegio de ser afortunado por decreto ley: Ahí están los preceptos del voraz sentimiento de los diplomados entre los fuertes para que los demás obedezcan.
Es golpe de estado ser afortunados en dar patadas a un balón, y por ello navegar flotando como los corchos por encima de toda circunstancia -entre el bien y el mal-; logrando ser recompensados por millonarias fortunas, como es el caso de los osados de varios deportes olímplicos, porque emocionan, prestandose al juego de la selectiva decisión, porque las formas de gobernar entiende que hay que divertir a la plebe, siendo ésta la que vive como los condenados a imitar al zombie etereo, sin más techo que las miserias profundas de toda circunstancia social, gobernada con alevosía y premeditación.
Los golpes de estado tienen reservado poder abusar y dominar desde el absolutismo, los privilegios y la suerte de tener para comer todos los días; y realizar los sueños gloriosos de la vida. Sí señorías, los golpes de estado están orquestados desde el capricho burgués, al que pocos tienes acceso, poquísimos. ¡Qué extraño todo lo que se mueve desde la divina comedia de las políticas que nos gobiernan! No es fácil hablar de una sociedad donde hay palacios, sinagogas, mezquitas, prostíbulos, que mueven y dominan la economía de todos; monarquías con diploma heredado; también defensores del pueblo, aun siendo figuras decorativas, que sirven para ilusionar la sociabilidad de los más ignorantes por su débil conducta rayana con los fanatismos de toda clase de miserias. Por caso cito -de mi propio escenario personal la siguiente felonía de los políticos de turno: Franco me condenó a 20 años por ser sindicalista, De no haber terminado, la condena la habría sufrido; pero todo se quedó en la triste experiencia de ser licenciado de prisiones, después que la amnistía abriese la puerta de las cárceles o mazmorras todavía, cuando ya había cumplido ‘ocho años de torturas enclaustradas’. Y viene a cuento decir que, al ser liberado de los claustros, el golpe de estado fuera, que se decretase una ley por la que debían de ser indemnizados los presos políticos del franquismo. Pues bien, mis ocho años privados de libertad, certificando haberlos cumplido, tal vez por ser libertario, nunca fue despejado en mi favor, ni aun por la influencia del Defensor del Pueblo, Sr. Enrique Mugica Hergoz. ¡Qué vergüenza de políticos! Y como respuesta, argumentó con alto nivel de prevaricación que él no podía hacer nada ¿Para qué sirve entonces el defensor del pueblo; para decorar virtualmente la gobernación? (¡Golpes bajos de Estado!). La indemnización, por millonaria que fuese, para nada cambiaría tener fija la idea de que los señores que critican ahora lo que consideran golpe de estado más allá de los centralismos, no deban irse de rositas -aforados todos ellos- por esta sociedad en que la gama de colores políticos existentes en la política parlamentaria de los españoles, deja huellas con alto nivel de costumbres franquistas; a ellos va dirigido este momento de proteta, al tener que escribir palabras presuntamente enfrentadas a los defensores del franquismo, aunque para ellos no ha muerto el pasado del negro holocausto bélico de la contienda sufrida en la España y sus marismas sociales. Escuchen Srs. políticos, en política no todo vale; y el discurso es exactamente igual, al que desarrolló en ese parlamento del que forma parte de su entramado político, el Sr. militar Tejero -en aquél fatídico 23 F-. Con franco debieron morir sus leyes maltrechas que fueron decretadas, incluso su recuerdo de jifero experimentado, todavía inolvidable. La deuda del franquismo para con los que como yo estuvimos bajo la aplastante condición de sus espuelas hirientes, es igual de significativa que la de todos aquellos que sufrieron y murieron sin hacer ‘nada’ -señores de la derechona cuestionada desde 1939-. El franquismo del que no duda la burguesía, tiene miedo a que la democracia los barra del pensamiento hispano. ¡No venga a darnos lecciones a los españoles de lo que es un golpe de estado! La universidad que concediera diploma a los que ahora son profesionales de la política de Estado, en nada se asemeja a la Universidad que nos diplomó a los que estudiaron en la universidad del crimen: Cárcel, torturas y tanto y tanto como tuvimos que despejas, desde la más triste condición de vida.