Fútbol regional
De la victoria del Deportivo en el Nou Morvedre nos quedamos con ese récord de veintidós partidos sin perder que superan a aquel equipo dirigido por Pepe Aroca que con muchas similitudes al Alcoyano actual (se acababa de bajar de Segunda B, mucho protagonismo de la cantera en la plantilla y una afición desencantada al comienzo de liga que terminó enganchada con el equipo) consiguió encadenar veintiún encuentros sin ceder ninguna derrota en la temporada 96/97, de eso hace ya 23 años.
Es lo que ha trascendido, además con el mérito de lograrlo sin Devesa, Pablo Carbonell, Juli y Óscar Díaz, cuatro titularísimos que no estuvieron en el campo, dando más valor si cabe a la consecución de este registro. Pero alrededor de este partido hubieron dos episodios que han pasado desapercibidos para la gran mayoría pero que merecen una reflexión. Los equipos de estas categorías se quejan que están dejados de la mano de Dios, cuando son los propios clubes los primeros que están convirtiendo la Tercera en una categoría olvidada, nada que ver con años atrás cuando era una fiesta por la rivalidad que había entre poblaciones vecinas. Digo esto por el capítulo vivido con las acreditaciones a la prensa visitante.
El At. Saguntino no entregó ningún pase si el medio no era nacional, discriminando así de un plumazo a todos los medios locales que son los que verdaderamente hacen un seguimiento en estas divisiones, porque no me imagino al Marca mandando a un redactor para cubrir un Saguntino-Alcoyano. Lamentablemente no es algo nuevo y el Atzeneta también obligó a pasar por taquilla a la prensa del rival. Pero lo peor se vivió con el partido ya terminado, cuando un sector de la afición del At. Saguntino esperó a insultar y amenazar a varios miembros de la peña Planes Blanc-I-Blau.
Afortunadamente fue una minoría, la cordura acabó imperando, pero pudo terminar en pelea sin que hubiera policía en el campo ni servicio de ambulancia. Lo de no tener Cruz Roja en los campos de la Tercera es surrealista. El Alcoyano ya se ha visto envuelto en dos experiencias nada agradables, sobre todo fue grave lo acontecido en la visita a Silla, donde un jugador local se pasó media hora tumbado sobre el césped sin poderse mover hasta que llegaron los servicios sanitarios y se lo llevaron a un hospital para que le hicieran pruebas médicas.
El partido tuvo que suspenderse y luego reanudarse. No nos carguemos la Tercera que es una categoría muy bonita y atractiva para el aficionado pero que con estos asuntos lo que hacen es desprestigiar al llamado fútbol regional, tan digno como el profesional, pero que necesita de clubes con otro talante.