España no es un país para sosos
Les aseguro que un servidor no tiene la culpa, pues a pesar de haberlo comentado en numerosas ocasiones, me reafirmo en que este país, y su sociedad, tenemos una excelente relación de amistad con algo tan entretenido como es el cachondeo.
Así somos, y así nos manejamos. Estoy firmemente convencido de que sin el mismo, estaríamos como huérfanos, y sin nos faltara más de lo debido, es seguro que entraríamos en una profunda y aburrida depresión.
Tenemos unos políticos instalados en el banquillo de los reservas –PP y C’s– (ahora se les ha unido el benjamín de su propia ideología) que se están llevando todo el protagonismo: en las redes, en las portadas, en los programas de radio y televisión… Son objeto de un intenso seguimiento, son pasto de nuestro genuino ingenio, y acaparan toda la actualidad que dejan libre Venezuela, Cataluña, Podemos, y Cristiano Ronaldo y sus fraudes.
Finalmente, le ponemos la guinda forofo-deportiva, con el Madrid, el Barça, Nadal, Alonso, Márquez, y Beitia… Echamos un vistazo a GH, al Sálvame, y a los programas donde reinan Manadas, Cachopos, y lamentables desgracias varias.
A veces, hay días en los que nos falta alguna que otra horita para poder estar en todo.
Para ponerle un poco de picante, el Gobierno se ha sacado de la manga (parece que por Washington ya pasó) la figura de El Relator, que estará hecho con la mejor de las voluntades, pero contando con que este país vive al ritmo de su propio cachondeo, la cosa debería de haberse hecho con un poquito más de seriedad, cosa a la que –por otra parte– le tenemos una profunda aversión.
Para que la salsa sea de nuestro gusto, la ministra de turno la ha liado un poco al llamarnos necios a los demás asegurando que somos más del Dedo que de la Luna, y eso, señora mía, no está nada, pero que nada bien.
Item más, buscando no quedarnos unas horas sin llevarnos nada a la boca, se confirma que el propio Presidente, y su Gobierno, no cuentan con las simpatías de su propio partido (al menos, de los significados), y eso, como que no acaba de ser comprensible, de ahí que los niveles de cachondeo alcancen dígitos estratosféricos… No olvidemos que el año no ha hecho más que empezar…
Desde la otra orilla, esos mocetones que vociferan más que hablan, y hablan mucho más que piensan (en especial los llamados Pablo y Albert) se han propuesto alcanzar la categoría de cachondeantes de honor, y podemos oír como llaman al Presidente del Gobierno (también es su Presidente) Golpista, Traidor, Felón… y solicitan que dimita, o que deje de ser Presidente, incluso que le encarcelen.
Es cierto, España, no es país para sosos… Está demostrado que somos la Reserva Espiritual de la cosa esa del Cachondeo, con sobrada capacidad para exportar material a todo el planeta.
Tenemos a unas personas en la cárcel y no sabemos aún por qué delito lo están, y para más escarnio, teniendo en rebeldía (para la Justicia Europea) al juez que ha trajinado todo el esperpento.
Mientras, una horda inacabable de corruptos, corruptores, delincuentes, y ladrones, viven tan ricamente en libertad y sin devolver un solo céntimo… Millones de españoles avalan
–con su voto– tantos desmanes…
¿Somos, o no somos cachondos…?
Para mantenernos sin posibilidad alguna de aburrimiento, resulta que eso que llamamos Izquierda se ha propuesto auto destruirse, como las inolvidables cintas que daban las ordenes en Misión Imposible (la de antes, la original). A pesar de lo triste que es el asunto, y lo patético que resulta, no deja de ser cachondeante.
En fin, estimados compatriotas, esto es lo que hay… No somos los mejores europeos, ni los más valientes, ni los más reflexivos, ni siquiera los más honrados… pero, eso sí, a la hora del cachondeo del bueno, del de verdad, no hay quien nos gane… Cada vez vivimos peor, cada día que pasa, tenemos menos derechos y menos dignidad en nuestra vida… pero, que no nos quiten el cachondeo…
Todo en orden…