En recuerdo de Julio Laporta y la Obra Social de la CAM
Resultaría escalofriante conocer los miles de euros que los de la comarca, como tribu, hemos dejado de recibir desde que desapareció la marca derivada del Monte de Piedad que crearon nuestros antepasados y me refiero a los sucedáneos de la Caja de Alicante y Murcia y a la del Mediterráneo. Cierto que hubo espabilados que se beneficiaron hasta las cejas y un poquito más, pero, aún así, es inabarcable lo que esta tierra recibió de su obra Social y Cultural. No fue un regalo, ni una gracia, sino la compensación a la devoción, fe, amor y entrega que recibían de miles de familias trabajadoras que depositaban ciegamente en sus libretas los ahorros de su vida. A cambio, el Monte de Piedad y sucedáneos construyeron y crearon el Hotel Reconquista, el Colegio Mayor Ovidi Montllor, la residencia geriátrica Emilio Sala, el Colegio Santa Ana/Hogar Infantil, la biblioteca del Casal de Sant Jordi, salvaron de la quiebra al periódico Ciudad, editaron más de 500 libros de temática local y comarcal, hicieron posible el nacimiento de Amigos de la Música… resulta difícil encontrar una entidad en Alcoy que no haya recibido una subvención, un patrocinio o una ayuda de la CAM/CAAM, desde una fotocopiadora para una asociación de padres de alumnos a una cocina para el Centro Solroja de Alzhéimer, desde un ciclo de la Cazuela a un campeonato de tenis mesa, y hablar de las ayudas al deporte sería interminable. Ciclos de conferencias memorables que ya nunca se repitieron, ni de lejos… Pagaron carteles publicitarios de actos y patrocinaron seminarios. Hasta hicieron posible el CADA. Fueron, durante décadas, los grandes mecenas de la cultura, los servicios sociales y el deporte. Y como entidad financiera hicieron posible negocios y empresas de todo tipo, aunque sin arriesgar demasiado, todo hay que decirlo, pero sí eran un buen aliado del empresariado de la zona.
¿Lo hicieron todo bien? Pues ni la mitad. Y el final que tuvo la CAM es el mejor termómetro. Pero hay un balance histórico que nadie hace porque queda mal. La historia del Monte de Piedad va más allá de las preferentes y de los últimos años sísmicos.
¿Quién ha sido el heredero de esa implicación en la sociedad civil de la comarca? ¿Quién cogió el testigo después de la “desfeta”? Nadie. Se acabaron los patrocinios, la obra social y cultural y la colaboración. Nos hemos quedado sin mecenas. Por el mismo precio, nuestras cuentas, ahora no nos dan nada. La entidad financiera que heredó nuestras libretas y ahorros, para cobrarnos comisiones incluso por mirar de reojo, no se deja ni un euro en la comarca. Perdón, su logo ha aparecido durante unos cuantos meses en los ciclos expositivos de la Cátedra de Antoni Miró, nada más. Un afortunado. El Banco de Sabadell, como bien indica su nombre, es de Sabadell, no es de Alicante, ni de Alcoy ni de Planes. De Sabadell y de sus accionistas, claro, que se repartieron por los beneficios de 2021 un total de 168’8 millones de euros. El Banco donde mayoritariamente tenemos nuestros ahorros o por el que cobramos nuestras nóminas y pensiones la mayoría de la gente de la comarca, tuvo 530 millones de euros de beneficios en 2021 y en el primer trimestre de 2022 ha llegado a los 213 millones de beneficio. Es el banco que no se gasta ni un céntimo, que se sepa, en actividades sociales, culturales o deportivas en nuestra comarca. Todo lo que gana aquí, se lo lleva.
Y viene toda esta reflexión a cuenta de que el pasado domingo falleció Julio Laporta, un hombre del Monte de Piedad de Alcoy que durante muchos años estuvo al frente de la Obra Social y Cultural. Y con su esquela me llegaban a la memoria muchas charlas y confesiones de lo que quería gastarse y no podía o no le dejaban, pero siempre encontraba una grieta o una debilidad de los jefes para poder patrocinar el ballet de no sé quién o la excursión a no sé dónde. Porque Julio Laporta era de los nuestros, con su corazón, su historia, sus devociones y sabía, quería, “agranar per a casa”. Sé que le habría gustado leer este artículo que le dedico.
De mis ya casi 50 años de periodismo local he recordado estos días a esos “jefes de la Obra Social y Cultural”, verdaderos ángeles mecenas en comparación con el Banco sin caras ni rostros, solo comisiones, que nos ha tocado en premio. Con un emocionado recuerdo a Julio Laporta, mi respeto y admiración por todo lo que hicieron Pepe Rubio, Pepe Casabuena, Adolfo Seguí, Ramón Álvarez y Roberto Sellés, buenos administradores de un dinero que era de todos, supervisados por directores de zona como Norberto Canet, Jorge Abad, Baldomero Satorre y Juan Vicente Capó. Fueron buenos tiempos. Todavía nadie ha cuantificado lo que esta comarca ha perdido en euros con la desaparición de la Caja de Ahorros del Mediterráneo y lo que fue nuestro Monte de Piedad.