Emilio Turrión, primer español en cruzar Europa con una Vespa 200
Europa se le empieza a quedar pequeña a Emilio Turrión y su bendita locura de viajar en Vespa. Su última pica acaba de clavarla en Islandia. Hasta la isla del fuego y el hielo llegaba esta semana después de algo más de casi tres semanas de recorrerse Europa de sur a norte. Para añadirle una mayor dosis de aventura, este farmacéutico de Muro que ha visitado alrededor de 60 países en sus cinco continentes y en diferentes medios de transporte, no buscó la ruta más directa y quiso dirigirse por otra alternativa que incluyese Alemania, con lo que cogió el ferry en Barcelona para dar el salto hasta Génova y una vez allí recorrer Suiza (incluidos los Alpes, con carreteras por encima de los 2.000 metros de altitud, con el mérito que ello tiene para una Vespa), Alemania y llegar hasta el norte de Dinamarca, donde le esperaba un ferry.
“Han sido 6.000 kilómetros, 4.000 rodando con la Vespa y 2.000 en el ferry que me llevó al noroeste de Islandia. El viaje ha transcurrido con relativa normalidad, con temperaturas suaves y por carreteras secundarias con algo de tráfico, especialmente en Alemania. He tenido alguna incidencia mecánica, que he podido solucionar, pero que no me ha impedido continuar el viaje”, explicaba Turrión, quien a continuación detallaba algunas anécdotas del viaje, como la que vivió en el ferry de Islanda. “De los que íbamos en moto, el único español era yo y, por supuesto, la única Vespa. Todas de 1.000 cc y 100 cv de potencia por los 12 caballos de la Vespa. El ferry duró dos días, puesto que se recorren 1.500 km y la travesía fue muy movida. En la primera noche varias motos ancladas al suelo con arneses cayeron como fichas de dominó, rompiéndose alguna de ellas. La mía se libró, afortunadamente”.
Emilio Turrión fue recibido con temperaturas que rondaban los cero grados, vientos fuertes y rodeados de nieve debido a la cercanía de Groenlandia y el círculo polar ártico. “Temiendo estas bajas temperaturas, iba bien equipado con un par de guantes, dos pantalones y varias camisetas térmicas, además de la chaqueta y el correspondiente mono de agua que además hacía la función de cortavientos”.
El murero destaca que “los paisajes son impresionantes e inmensos, donde la única carretera que rodea la isla es de un carril por sentido y en ocasiones para desviarte a las escasas poblaciones para pernoctar o visitar algún volcán, cascada o géiser, tengo que circular por pistas de tierra y gravilla, algo que me preocupa porque no es una moto preparada para ello. Además, hay escasas gasolineras, por lo que hay que tenerlo muy presente. La Vespa tiene una autonomía reducida y ya tuve una primera experiencia de tener que retroceder varios kilómetros porque la carretera que circulaba se transformó en pista y llegó a desaparecer”.
Sus previsiones son de estar durante dos semanas en la isla. Durante ese tiempo tiene previsto realizar algo más de 2.500 kilómetros, dándole la vuelta y desviándose por puntos de interés. “Me resultó curioso ver como la gente me adelantaba en todo terrenos y autocaravanas, principalmente, que me pitaban y me animaban, incluso me paraban para hablar un rato y hacerse una foto conmigo y la Vespa, puesto que no habían visto una moto así”. Después, de nuevo cogerá el ferry camino de Dinamarca parando dos días en las Islas Feroe a mitad de trayecto. Una vez en Dinamarca, la ruta a seguir de vuelta a casa será cruzar una parte de Alemania, Holanda, Bélgica, Francia y otra vez España, tras 4.000 kilómetros más.