El sueño olímpico de Néstor Abad se pone en marcha
El gimnasta alcoyano ha aprovechado estados días para estar junto a su familia antes de partir este sábado hacia Tokio
Néstor Abad ha decidido apurar en casa, junto a los suyos, los últimos días antes de coger este sábado el avión que le lleve hasta Tokio, rumbo a sus segundos Juegos Olímpicos, la cita con la que fantaseó desde pequeño y le llevó a querer ser gimnasta. No solo consiguió hacer realidad ese sueño de niño hace cinco años en Río 2016, sino que su participación en Tokio le llega en el mejor momento de su carrera, consolidado entre los mejores del mundo y finalista en los dos últimos Mundiales como tarjeta de presentación. “Nunca imaginé llegar hasta donde estoy ahora. Es mucho más de lo que nunca soñé. Cada día que pasa es un regalo para mí y como tal me lo tomo. Para mí estos segundos Juegos son una gran alegría, una recompensa a lo mucho que he trabajado todos estos años”, explica poco antes de iniciar el trayecto que le llevó a pasar unos días en nuestra ciudad, en pleno paraje del Preventori, lugar en el que viven sus padres, y con la mejor compañía posible, la de su mujer y sus dos grandes tesoros, que son sus hijos, a los que ve muy de cuando en cuando, después que en octubre pasado, como consecuencia de la pandemia, decidieran regresar a Alcoy mientras él seguía en el CAR de Madrid.
Tres frentes en Tokio
Días de desconexión para cargar baterías de cara a la dura batalla que le espera a partir del 24, cuando se alzará el telón de la gimnasia artística masculina en los Juegos, donde el alcoyano no solo será la gran baza de la participación española en el concurso completo, también tomará parte en la competición por equipos, en la que España regresa a una Olimpiada tras no clasificarse en Río 2016. Quedará un tercer frente, la clasificación individual por aparatos, en la que Néstor Abad tiene depositadas menos esperanzas, puesto que se medirá a auténticos especialistas mientras él se ha centrado todos estos años en la preparación de los seis ejercicios del All Around o programa completo.
Una participación que estará condicionada a lo que suceda el primer día. En esa primera jornada de la Olimpiada se decide la clasificación para el resto de la competición. Un cara o cruz que tendrá alerta al alcoyano desde un día antes. “Me suelo poner nervioso la víspera. Una vez que que estoy en el pabellón, me olvido de todo y me centro en lo mío, pero el día de antes lo paso bastante mal”, reconoce.
Néstor Abad afrontará sus segundos Juegos sin haber competido apenas a nivel internacional por una cuestión de criterios de la Federación Española que renunció todos estos meses a participar en un gran torneo fuera de nuestro país. Hasta hace un par de semanas, con motivo de la celebración de la Copa del Mundo disputada en Doha, en la que obtuvo un quinto puesto en paralelas como mejor resultado, su última gran campeonato fue la Copa de América de Chicago, el 7 de marzo de 2020, justo una semana antes de decretarse el estado de alarma por el coronavirus.
El pasado fin de semana, de nuevo volvió a competir en el extranjero, estuvo en la localidad suiza de Biel, sede permanente de la selección olímpica de Suiza, uno de los rivales de España en la clasificación por equipos, que cuenta con los aparatos de la marca que se utilizarán en Tokio. “En suelo se me complicó la competición, tuve un par de fallos por estar acostumbrado a otro tipo de superficie, pero fue una buena toma de contacto”. Pese a todas las dificultades que han envuelto la preparación, Néstor Abad no quiere perder un segundo en lamentos. “A los deportistas lo que nos gusta es competir. Las competiciones son el termómetro que nos ayuda a saber dónde nos encontramos para seguir mejorando. Me hubiera gustado probarme más de cara a los Juegos, pero no es momento de lamentaciones. He tratado de centrarme en reforzar la calidad de los entrenamientos, subiendo la intensidad y la exigencia de cada ejercicio. En ese sentido estoy contento y soy optimista”, esgrime.
Segunda olimpiada
En Tokio se verá a un Néstor Abad más maduro y consistente, finalista en los dos últimos Mundiales disputados, el de Doha en 2018 y el de Stuttgart un año después. “Soy un gimnasta totalmente diferente a hace cinco años en Río. Fue mi primera gran competición, todo se magnifica en una Olimpiada, tiene mucha más repercusión y allí pagué, por decirlo de alguna manera, la novatada. Ahora me considero un gimnasta más completo, he mejorado mucho mis aptitudes, soy más consistente y fiable”.
En octubre de 2019, durante los Mundiales de Stuttgart, España lograba clasificar a su equipo masculino para una cita olímpica por primera vez en dieciséis años. En las fotos posteriores a la clasificación se veía a un Néstor Abad muy feliz consciente de la importancia para el prestigio de la gimnasia española ver otra vez al equipo nacional de regreso al mayor escaparate del deporte mundial desde Atenas 2004. Entonces acabó undécimo, una clasificación que deberá mejorar para terminar entre los ocho primeros y clasificarse para la final, objetivo que ve complicado. “Está difícil pero no imposible. Dependerá de muchas circunstancias”, reconoce.
Como mejor gimnasta español del momento –ha sido cinco veces campeón de España en los últimos seis años–, es la esperanza del equipo nacional en el concurso completo de los seis aparatos. Tras ser finalista en los dos últimos Mundiales, ahora quiere añadir una clasificación entre los veinticuatro mejores del concurso olímpico y, una vez en la final, dar rienda suelta a la imaginación. “No quiero ponerme límites de salir a competir pensando en quedar entre los quince o diez primeros. Sobre todo quiero ser feliz y terminar contento con la gimnasia que voy a proponer. Si consigo plasmar mi mejor gimnasia, sé que estaré bastante arriba en la clasificación. He demostrado que puedo estar entre los mejores. Ahora mismo no busco nada, solo dar lo mejor de mí”, confiesa.
Nada más terminar Río 2016 dijo que su ilusión era estar en Tokio 2020, algo que finalmente ha conseguido y con unas expectativas más altas que en su debut olímpico. Con 28 años y a tres de París 2024, no descarta una tercera participación en unos Juegos. “Me encantaría, sería algo grande para mí, siempre y cuando sea para aportar algo. Si veo que es una cosa forzada, seré el primero en apartarme e irme a mi casa, pero si aún tengo algo que decir, seguiré y lo haré encantado”, concluye.