El rey de los desiertos

Vicente Juan García está a dos etapas de batir un nuevo récord en el ‘4 Deserts’

El rey de los desiertos
Vicente Juan en el desierto de Namibia.

Vicente Juan García, a sus 47 años, ha vuelto a sorprender al mundo del ultrafondo con su impresionante regreso al circuito del Grand Slam de los 4 Deserts. Esta competición, que se celebra desde 2008, es una de las más arduas del planeta, y solo 89 personas en todo el mundo han logrado completarla en un mismo año. Entre estos atletas se encuentra Vicente Juan García, quien en 2012 no solo terminó el circuito, sino que estableció un récord al ser el primer corredor en llevarse la victoria absoluta en las cuatro pruebas puntuables.

Doce años después de su hazaña, García ha decidido enfrentarse nuevamente a este reto monumental y, de momento, su regreso no está yendo nada mal.

Vicente Juan volvió a reinar en el ultrafondo mundial con su victoria en la séptima edición de la Namib Race, la primera prueba de 2024 del circuito de los 4 Deserts, que ya ganó hace doce años. En Namibia se impuso a la vieja usanza, dominando la prueba de principio a fin, ganando cinco de las seis etapas de la prueba, en la que los 122 participantes de todo el mundo completaron los 250 kilómetros en autosuficiencia. Además, Vicente terminó la segunda prueba del circuito de los 4 Deserts, en Gobi (Mongolia), con recuerdos que nunca olvidará. “Después de estar cinco años sin competir, tuve muy buenas sensaciones y quedé muy contento de cómo gestioné la carrera en todos los sentidos”, asegura. Aunque las dos etapas le han aportado experiencias diferentes y positivas, el alcoyano se queda con Namibia: “Me va mucho más el calor que el frío que hemos tenido en Mongolia, me gustan mucho los desiertos de arena y dunas”, afirma.

El regreso al Gran Slam 4 Deserts de Vicente no es una ambición individual, sino más bien un reto colectivo de tres corredores, entre los que se encuentra el alcoyano, que completaron el circuito en 2012. En esa ocasión, nació una amistad muy grande que todavía perdura, y este año surgió la ilusión de convertirse en los primeros corredores en el mundo en completarlo dos veces en el mismo año, un reto muy bonito.

Desde 2012, han cambiado muchas cosas. Los escenarios de algunas carreras también han variado: el Sahara se corrió en Egipto y ahora se corre en Jordania. Además, Atacama se ha reemplazado por Namibia y Mongolia por China. Aunque todos son desiertos, siguen siendo escenarios muy exigentes. Sin embargo, la filosofía de la carrera sigue siendo la misma: 250 km por etapas en autosuficiencia.

Al igual que pasan los años, los años pesan, y ese factor lo ha notado el atleta tanto en la preparación física como en su momento vital. “Es cierto que están costando un pelín más que en 2012, pero más que por los años, es más por las circunstancias actuales familiares, sobre todo. Mi hijo está compitiendo a un nivel muy bueno en BMX y tenemos muchos viajes en el año, así que se me hace un poco más complicado planificar y llevar a cabo los entrenamientos para llegar en óptimas condiciones. Eso sí, siempre viajo con mis zapatillas. Pero sí es cierto que se acusa la fatiga de tanto viaje”.

Así pues, la preparación ha sido diferente. “Estoy entrenando muchísimo menos que en 2012, tanto en volumen de kilómetros como en intensidades. Veremos si para la tercera podemos hacer un poco más para llegar en mejores condiciones”.

Estas carreras son siempre muy complicadas de completar por muchos motivos, principalmente la distancia de 250 km, con un día largo por delante, y también por la autosuficiencia, puesto que los participantes llevan todo lo necesario encima para la semana, tanto alimentación como material obligatorio. “Al final son unos 8,5 kg que no tienen nada que ver con correr sin peso”, expresa Vicente. “Además de las condiciones tan exigentes de cualquier desierto como el terreno y la temperatura”, continúa.

De toda esa experiencia, lo más complicado para el ultrafondista es la gestión de la semana, etapa tras etapa, sin cometer ningún error tanto en hidratación, como en alimentación y ritmo de carrera. Por contra, lo que más destaca es la “convivencia en campamento cada día, ya que compartes el sacrificio diario, la tensión, las comidas en la hoguera y las noches difíciles de descansar”.

Lo que está claro es que para todos los participantes de esta ‘bendita locura’, como lo denomina el propio Vicente, es que son carreras de superación propia: “A pesar de tener rivales buenos siempre, tienes que gestionar tus sensaciones cada día. No descansar bien, estar en déficit de alimentación, dormir en suelo duro o las dudas del largo día suponen un reto personal que se alargan hasta cruzar esa última meta”, explica con sinceridad.

Sin embargo, el alcoyano no pone pegas a ninguno de estos aspectos más complicados y sigue persiguiendo el reto de completar las cuatro etapas: “El proyecto de los tres es intentar completar de nuevo el Gran Slam y convertirnos en los únicos en hacerlo dos veces. Ahora mismo vamos líderes por equipos y líder individual, así que vamos a ver si, además de completarlo, somos capaces de mantener ese liderazgo, sobre todo en equipo, ya que me encantaría conseguir ganarlo con estos dos grandes amigos”, asegura Vicente. La próxima prueba del circuito es en septiembre en Petra, Jordania, y para finales de año será The Last Desert en la Antártida.

Este reto no tendría sentido sin el objetivo que siempre ha tenido y tiene Vicente en mente: disfrutar al máximo. “Me considero un privilegiado de la vida por poder vivir de nuevo este gran reto, por tener la familia que tengo que me apoya en todo, por tener a estos dos grandes amigos compartiéndolo conmigo, tener el trabajo que tengo que me permite poder llevarlo a cabo y tener muchos compañeros que entienden y apoyan esta iniciativa. Así que me encanta estar enfrascado en esta bonita locura”, concluye Vicente Juan.

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