El periodismo está de luto
El pasado martes, justo cuando asistía a una conferencia sobre periodismo de conflictos y de paz, me llegó la abrumadora noticia del asesinato de dos reporteros en Burkina Faso. David Beriáin y Roberto Fraile ejercían la profesión, un día más, para hacer llegar a la sociedad todos los secretos que permanecen escondidos en territorios de conflicto, esta vez, sobre la caza furtiva. Y remarco, mientras ejercían la profesión: el periodismo, un oficio orientado al servicio público, al mantenimiento de una sociedad democrática, con todo lo que esto conlleva.
Sigue existiendo una parte de la población que se cuestiona, no solo la importancia de nuestra profesión, sino también su utilidad. Y mientras esto dure, algo estamos haciendo mal. Claro que el periodismo sirve, y no solo para ponerte al día de lo último que ha pasado en tu país o en el mundo. También sirve para sacar a la luz todos los trapos sucios que no nos dejan avanzar, para dar voz a aquellos que nunca la tienen, para crear justicia, para ejercer ese Cuarto poder que nos han asignado. Y, a veces, este es el precio a pagar.
Ahora Beriáin y Fraile seguirán grabando allá donde estén, seguirán ejerciendo el buen periodismo, no me cabe duda. Pero aquí, nos quedamos vacíos, la democracia pierde cada vez que se asesina a un periodista, se censura o se arresta.
Quedaos tranquilos, seguiremos luchando, seguiremos ejerciendo el poder hasta que nadie cuestione nuestro servicio.
Descansad, ¡que la tierra os sea leve!