El niño ucraniano
Ha visto despedazar su país a fuego lento. Ha observado sin pestañear como los suyos huyen despavoridos por el horror de una guerra que no entiende. Ha pasado hambre y sed. Ha dormido bajo el gélido cielo de las montañas. Ha perdido a sus padres y solo tiene a su abuela que le cuida con mucho mimo. Ha llorado mucho, pero ahora ya no llora. Ha sido desplazado de su pueblo a otro del que ni siquiera entiende el idioma. Ha tenido que limpiarse los orines con la nieve. Se ha ido enseñando donde están los cuatro puntos cardinales para no perder la orientación. Cada día está condenado a los gritos, las lágrimas, los empujones, los refugios y los cañonazos, pero ya no llora, solo mira, solo observa. Y en sus ojos negros se refleja la guerra y el dolor. Y se entera por las noticias de Rusia y su presidente, un nombre que jamás olvidará. Y no entiende porque se destruye su país y aquel hombre presidente lo sangra poco a poco sin piedad. Y de repente los silbidos de unas balas le quitan la vida a su abuela que estaba justo a su lado, y la mira y la vuelve a mirar. Y sus ojos negros miran por todos los lados pero no encuentra la razón de tal muerte y tal suerte. Y ese niño Ucraniano graba en su memoria, en su cerebro, en su corazón ya insensible lo que vive y no entiende, pero lo graba en lo mas profundo de su mente cada vez mas serena por el odio y la venganza que está creciendo dentro de sí y a sus solo diez años sabe que algún día devolverá el horror de la guerra a quien proceda y a quien sin piedad destruye pasiones, ilusiones, vidas, familias y Nación. Ese niño Ucraniano es un germen de odio irrevocable que ha nacido de la barbarie y de la sin razón. Es lo que siembra la guerra y la cosecha irremediable de lo que puede ser en otro tiempo mas adelante. Es la guerra la mejor Universidad para forjar muerte, armas, destrucción y miseria… pero no se porqué, la humanidad no cambia y se repite. No lo entiendo… no lo entiendo.